Tercer asalto de los británicos The Horrors, tercer giro estílistico. Tras pasar del horror punk de su debut Strange House (2007) al post-punk ruidoso vía noise del excelente Primary Colours (2009), ahora vuelven a girar la rueda de géneros, ya sin la ayuda de Geoff Barrow y Chris Cunningham y quizá por ello no tantos grados como hace un par de años, y se colocan en un punto equidistante de la psicodelia contemporánea, Madchester y el revival shoegaze con este notable Skying.
Esto significa que, aunque siguen manteniendo cierto grado de suciedad sónica reminiscente de su anterior experiencia, ahora la sitúan en un segundo o tercer plano, tras luminosas atmósferas sintéticas, loops y adornos electrónicos que nos llegan a recordar mucho tanto a Spacemen 3 y Spiritualized como a The Psychedelic Furs o The Stone Roses. Efectivamente, sigue siendo imposible valorar un disco del quinteto sin mencionar sus evidentes influencias.
Con tales precedentes, no ha de extrañarnos que las canciones de Skying se tomen su tiempo para configurar su efecto en el oyente y alcanzar la plenitud: ninguna dura menos de cuatro minutos y abundan las introducciones y pasajes intermedios instrumentales; lo que convierte al disco en un trabajo menos inmediato que su predecesor y necesario de varias escuchas para aprehenderlo. Y es que más allá de la inmediata “I Can See Through You” (hit en potencia), el engañoso garage de “Endless Blue” o el rock cacofónico de “Monica Germs”, nos encontramos con un buen puñado de canciones de lánguida y alucinada belleza.
El ejemplo más paradigmático lo encontramos en “Still Life”, uno de los temas más reposados del disco y cuya elección como primer single supone una declaración de intenciones en contraposición a su pasado; algo así como la prolongación de «Whole New Way», aquel sencillo que sacaron poco después de su anterior trabajo y que ya nos puso sobre aviso. El resto de temas sigue patrones muy parecidos, aunque sin acercarse tan descaradamente a la forma del medio tiempo; desmarcándose sólo un poco “Moving Further Away”, que con su amplio recorrido electrónico nos trae a la mente a los Cut Copy del actual Zonoscope.
The Horrors siguen siendo, en definitiva, un gran grupo sin personalidad. Podemos preguntarnos si la razón de tanto bamboleo viene por una auténtica falta de identidad o por encajar en el sonido que les parezca más cool en cada momento, pero la verdad es que toda suspicacia se desvanece ante la evidencia de que Faris Badwan y sus compañeros han vuelto a dar en el clavo con este nuevo trabajo. Porque puede que no sean los más originales del mundo, pero a la hora de copiar bien pocos les ganas. Artesanía fina.