/Crónicas///

Two Gallants – Bilbao (01/12/2012)

Adam Stephens y Tyson Vogel
8.0
Azkena, Lleno
Precio: 19/22 €

No sé si la sorpresa fue más el lleno del Azkena o que Two Gallants no tocaran en un aforo más grande. En cualquier caso poco sospechábamos que la cosa fuera a llegar a tanto cuando nos sorprendieron Steaming Satellites, formación austriaca a la que hay que seguir la pista. Comparten con Two Gallants ese estar a caballo entre el hoy y el ayer, pero de forma muy distinta. Con un pie en el rock psicodélico y otro en el indie, nos hicieron movernos con un rock sideral de bajos y teclados prominentes que convenció desde el primer momento y sin titubeos.

Precisamente bajista y teclista se cambiaron el papel varias veces, mientras su cantante y guitarra demostraba bastante versatilidad vocal, alcanzando incluso algún tono soulero y en definitiva, redondearon una de las actuaciones como teloneros que más recordaremos de los últimos tiempos, con todos los ingredientes necesarios para triunfar. Lo cierto es que nos pareció una agradable osadía por parte de los californianos llevarse a unos acompañantes tan buenos de gira y además europeos, muy bien también por lo que les toca.

Eterna se nos hizo la espera para Two Gallants, pero claro, cualquiera salía de las primeras filas de la sala ante la avalancha de fans. Finalmente, comenzaron el concierto con arrolladores temas de su última obra, caracterizados por esa distorsión rabiosa. Fue difícil sin embargo entrar en el clima del concierto mientras Adam Stephens, cantante y guitarrista se quejaba por temas de sonido y también de iluminación molesta en su cara. En fin, las pruebas están para algo se supone, pero aún así disfrutamos de esa «Winter’s Youth» y el agrungado riff de ese nuevo hit que es «My Love Won’t Wait».

Lo primitivo de la música de este dúo, pero primitivo de verdad, resulta encantador y no, no echamos en falta bajo ni teclado, aunque seguramente arroparían adecuadamente sus sonidos de corte tradicional. Tan sólo la pegada animal de Tyson Vogel, parte amable de la banda y la torturada garganta de un Stephens casi siempre de semblante afectado, a veces incluso daba la sensación de que al borde del lagrimeo. Pronto llegaría mágica «Steady Rollin'», uno de sus singles más celebrados con el que a buen seguro muchos conocieran la alquimia de rabia moderna y sentimiento tradicionalista de los californianos.

La sucesión de grandes temas de folk-rock que ya atesora la banda continuó sólo interrumpida por algún tema nuevo que para nada desentonó y lograron mantener la excitación gracias a temas que rompen la monotonía como el arranque blues-punk de «Las Cruces Jail», sacando la armónica en «The Prodigal Son» o marcando con la melodía introductoria de «Cradle Pyre» uno de los momentos más bonitos y atmosféricos de la velada. Si en algún momento la intensidad se estancó sería algo muy pasajero y de todos modos, trataban de forzar sus limitaciones físicas con Vogel dándose un baño de masas pandereta en ristre o levantándose para escenificar unos cantos a doble voz.

Si tuviéramos que medir la importancia de los temas de su último disco en su exitoso directo, puntuarían bastante alto, por lo que no podemos sino concluir que su giro al rock ha sido un acierto. Y es que «Halcyon Days» ya se mostró a la altura de cualquier clásico de la última parte. Incluso por encima podríamos decir ya que el bloque final tras los bises acusó una clave demasiado melancólica quizás y en esas lides difícil superar ya a la sublime acústica «Broken Eyes».

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1 de diciembre de 2012