El segundo día del Primavera Sound fue otra jornada exitosa en la que los indudables cabezas de cartel Blur ofrecieron más de lo esperado, los sonidos oscuros de Om y Neurosis convencieron y la parte étnica del festival con Mulatu Astatke y Tinariwen, brilló con fuerza.
Dulce Pájara de Juventud
De nuevo a mitad llegamos del despliegue en Ray Ban del pop ruidoso de Dulce Pájara de Juventud. No sabemos si fue cosa del directo, pero sin duda nos sonó mucho más estruendoso y los nuevos temas con una vena más punk incluso, aunque no hubiera demasiada gente congregada en el Ray Ban para los volúmenes de gente que hemos visto este año en el Forum. (Raúl)
Mulatu Astatke
Año tras año aplaudimos y celebramos el poder contar en un macrofestival con un escenario como el del Auditori, pero este año más que nunca. Si hace un año la organización confesaba que seguramente la edición 2012 iba a ser la última de este espacio dentro del festival, sólo podemos agradecer que no haya sido así. Porque seguramente conciertos como el de Mulatu Astatke y su banda no podrían haberse celebrado con idénticas cotas de calidad en cualquiera de los otros escenarios al aire libre. Seguramente ni siquiera hubiera estado en el cartel.
Sorprendentemente nos topamos con un Auditori prácticamente lleno, aunque parecía que el hecho de tocar justo antes de la esperada actuación de Daniel Johnston no le iba a hacer ningún bien (la hora entre concierto y concierto quizás fue clave para el doblete de gran parte de los asistentes). El gran compositor etíope conquistó la atención de la amplia mayoría de su público con una actuación muy viva y variada de su cancionero, con especial énfasis en algunas de sus piezas más animadas. El cierre con «Yègellé Tezeta», ya con la gente bailando en la parte delantera de las butacas, para guardar junto a tantos otros conciertos que L’Auditori nos ha regalado en este festival. Una pena que durase apenas una hora. (Ricardo)
Pony Bravo
Entre Dulce Pájara y Kurt Vile nos dio tiempo a ver un rato a Pony Bravo, lo justo para disfrutar de una “China da miedo” y una “Turista, ven a Sevilla” que bastó para demostrar por qué son uno de los grupos más especiales de nuestra escena y, por tanto, abrían uno de los escenarios principales. (Yuri)
Kurt Vile & The Violators
Plena tarde, nublada pero con eventuales rayos de sol. Frío. Clima y momento idóneo, por tanto, para disfrutar de un concierto de este trovador de Philadelphia. Kurt Vile salió vestido mayormente de blanco, acompañado de sus tres Violadores, saludó escuetamente y comenzó a tocar “Wakin’ On a Pretty Day”, extenso single de su última obra. Un buen número de público se pasó por el Heineken a ver el concierto del autor del que para muchos es el disco del año, “Wakin On a Pretty Daze”, y supongo que pocos salieron decepcionados. Bellas y lánguidas composiciones de folk-rock psicodélico, bien repartidas entre sus tres últimos discos, entre las que brillaron “Jesus Fever” o “KV Crimes”. Para el final, se guardó los momentos más eléctricos de “Childish Prodigy”. Lo dicho, estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado. (Yuri)
Merchandise
El cuarteto de Tampa fue, sino la que más, una de las bandas que más veces tocó en Primavera Sound 2013. Hasta cuatro conciertos pudimos contarles entre Miércoles y Domingo, pero el principal fue el que ofrecieron la tarde del Viernes en el escenario ATP. Allí, desplegaron su crudeza post-punk y shoegaze con todas las de la ley, recordándonos tanto a los tan mentados The Smiths como a otros grupos más oscuros de aquella época gracias a las canciones de “Totale Nite” y “Children of Desire”. (Yuri)
Dope Body
Regreso al recogido Vice para ver una de esas sorpresas escondidas. A buen seguro que muchos de los fans de los grupos más agresivos de la edición no prestaron la debida atención a estos dignos herederos de The Jesus Lizard. A golpe de post-hardcore y noise-rock, los de Baltimore se dislocaron a sí mismos y al público con una propuesta ruidosa y visceral y la mediación de un frontman desbocado que no dudó en quedarse sin camiseta ante el fresco Forum de esta edición. (Raúl)
Om
El giro que ha dado Om en los últimos tiempos desde el doom hacia el blues o las músicas del mundo se antojaba un obstáculo duro de cara a disfrutar de su paso por Primavera Sound 2013. Pero al final, el dúo que capitanea Al Cisneros (con la ayuda de Lichens, teclista y guitarrista) dio un show bastante interesante, aunque muy lejos de aquellos momentos de gloria de cuando “Pilgrimage” vió la luz, sobre todo con un repertorio centrado en “Adviatic Songs” y “God Is Good” (Ricardo)
Paus
Grata sorpresa la de los lisboetas Paus. Parece que la organización del festival ha apostado plenamente por ellos tras reclutarlos para el último Optimus Primavera Sound y como sustitutos de El-P en el pasado Primavera Sound. Por segundo año consecutivo, volvían a Barcelona y no nos extraña: su peculiar formación, dos baterías-cantantes delante y dos guitarras-sintetizadores detrás no tienen parangón y su música puede recordarnos a grupos de aquí como Betunizer, Toundra o Lisabö. El cuarteto le echó muchísimas ganas y el público respondió a su peculiar manera de afrontar el rock experimental. Ambas voces dieron las gracias al festival por confiar en ellos y al público por acudir; llevándose de paso seguro más de un fan. (Yuri)
The Breeders performing “Last Splash”
En orden y sin complicaciones se presentaron The Breeders en formato quinteto a repasar ese “Last Splash” que consiguió incluso sobreponerse en su día al fulgor de The Pixies. Las Deal, todo sonrisas, encantadas y aunque mayormente estáticas, afrontaron al parecer con ganas ese trance de revivir el pasado aunque implique reconocer que la trayectoria de la banda no ha sido la más deseable. Capitaneadas siempre por Kim pero con su hermana tomando el micro en momentos puntuales y también con algún intercambio de roles en la sección rítmica, no fue un repaso magistral ni de terrible impacto pero sí más que correcto y así disfrutamos no sólo de “Cannonball”, sino también de hits no tan universales pero de similar calado como “No Aloha”, “Divine Hammer” o la preciosa “Drivin’ on 9”. Completaron con temas más recónditos de esa primera época como sus versiones de Guided By Voices y The Beatles o la hardcoreta “Head to Toe”. (Raúl)
Solange
El caso de Solange en Primavera Sound fue uno de los más curiosos del festival, una de esas raras avis que el cartel del festival nos regala pese a probablemente no poder a contar con su presencia por aquí muy a menudo. Las diferencias de éxito con artistas de música negra del otro lado del charco suelen ser amplias, como el año pasado ocurrió con un The Weeknd en la cima de su popularidad que apenas tocó en este escenario Pitchfork.
La hermana de Beyoncé, sin embargo consiguió llenar dicho escenario y sus aledaños. Lo primero con una actuación portentosa que inevitablemente nos recordó a la grandeza vocal y de espectáculo de su hermana, con la adición de un riesgo en sus canciones muy interesante. Se nota que las canciones vienen de la tradición negra del mejor RnB, pero llevado un paso más allá. El momento más celebrado fue naturalmente “Losing You”, muy coreada entre una multitud de fans que en muchos casos tenían poca pinta de interesarse demasiado por el resto de cartel del festival. A nosotros nos encantó aún más que cerrase con la versión de “Stillness is the Move” de sus colegas Dirty Projectors, justamente una de las asignaturas pendientes de Primavera Sound. (Ricardo)
Tinariwen
Un buen amigo me dijo que los artistas africanos de esta edición del festival eran “el metal de la edición pasada”. Y aunque era evidente la presencia de algún que otro que sólo quería ir de ecléctico por la vida para luego dedicarse a charlar durante todo el concierto, sin duda que todos estos artistas han dado muestra de ofrecer algo muy especial. Algo que estará entre lo más destacable de esta edición tan completa. El caso de Tinariwen es el del trance desértico elevado a su máxima expresión, siempre tirando de la tradición tuareg de su Mali natal, pero entremezclada con dejes de puro rock americano. El colectivo de músicos volvió a traernos sus mensajes de esperanza, ya que aunque no entendamos sus letras nos transportaron a una realidad paralela por un rato. (Ricardo)
The Jesus and Mary Chain
No entendemos las acusaciones a estas alturas hacia Jesus & Mary Chain de grupo ‘soso’, ‘estático’ o ‘desganado’. Los Reid nunca han mostrado otra cara que la huraña y arisca, y su música, heredera del post-punk original y la no wave, inspiró a oleadas de chavales retraídos a meterse en el noise y el shoegaze. Por tanto, no estamos hablando de estrellonas del pop y el rock como puedan ser Damon Albarn o Nick Cave precisamente. El quinteto ofreció directamente lo que debía esperarse de ellos en su única fecha europea programada para 2013: salir, dar un buen repaso a su discografía y volverse tal cual habían entrado. Postura clásica del indie pero que en ellos es completamente legítima.
Quizá a algunos no convenciera que basaran su actuación en “Automatic” y “Honey’s Dead” en detrimento de un “Darklands” del que sólo rescataron el himno “Happy When It Rains” o un “Psychocandy” cuyas representantes fueron dejadas en su mayoría para el final; pero cuando se tiene un repertorio como el suyo, con temas como “Head On”, “Far Gone and Out”, “Some Candy Talking” o “Never Understand”, tocadas a un buen volumen (no al necesario, para muchos) muchas bocas deben cerrarse. Y si además se produce un momento mágico de esos que parece sólo puede ocurrir en el Primavera, como que Bilinda Butcher de My Bloody Valentine salga a hacer coros en “Just Like Honey”, pues más aún. (Yuri)
Neurosis
Quizá la gran banda de “metal” imprescindible para el Primavera Sound y que nunca había estado, el oscuro quinteto californiano pisaba por fin el Forum y la mala fortuna quiso que fuera el año en que nos cambiaron el ATP. Había miedo de que su propuesta no cuajara, de que languideciera en comparación a esa institución del ruido en el Primavera en que se han convertido Swans. Lo de Neurosis, pese a su punto intelectual, es algo mucho más mundano y primario, una fuerza bruta que emerge del hardcore y se orienta al trance, los cambios de atmósfera y el headbanging. Y sí, estamos con el sentir general, su último disco marca uno de los puntos más flojos de su carrera, aunque tal vez sólo se trata de que han dejado de estar en la vanguardia de lo suyo.
Comenzaron una liturgia de subidas y bajadas muy respetadas con un corte de su penúltimo álbum y, tras recurrir a un primer celebrado paso por “Through Silver in Blood”, se enfocaron a la triada inicial de su último disco en orden inverso, mediando la catarsis de la escalada de “At the Well” con los insistentes gritos de Kelly. Demasiado minutaje centrado en este disco quizás, pero se trata sólo de perspectiva histórica y no de que los nuevos temas flojeen en directo. Además, la mayoría se lo perdonaría con una fase final formada por la también reciente y tensionada “Distill” y la esperada “Locust Star” en la que se vivieron algunos de los momentos más sobrecogedores del festival sobre todo con la mezcla de bramidos de los guitarristas. Mejorable eso sí en lo visual ya que, pese al impacto de ver a esta banda de moteros exorcizar sus demonios al unísono, el trabajo de su habitual compañero Josh Graham hubiera llevado un gran concierto a otra dimensión. (Raúl)
Blur
La responsabilidad de encabezar un cartel como el de Primavera Sound debe ser dura, y más cuando has estado en barbecho durante tanto tiempo como han estado Blur. Fueron el único nombre anunciado con anterioridad a la rueda de prensa del festival y el principal motor de ventas de abonos de los no iniciados en el festival y a decir verdad lo refrendaron con un buen directo.
Damon Albarn salió con muchas ganas, aunque disminuyeron un poco según fue avanzando el repertorio. “Girls & Boys” y “Popscene” sonaron fuertes y jóvenes, a pesar del envejecimiento de los miembros de la banda. Si bien en los vídeos de Coachella vimos una banda algo apática, en Primavera Sound fue todo lo contrario, aunque seguimos echando de menos ciertas canciones de corte más animado de “The Great Escape” (“Stereotypes” o “Charmless Man”, por hablar de un par) o algún repaso más minucioso a su “Blur” (“Look inside America” o “M.O.R.” se me ocurren). El sonido estuvo bajo, pero el concierto fue una buena prueba de que lo de Blur era una colección de canciones excelentes. No sé que decir que no se haya dicho ya de “Parklife”, “The Universal”, “Country House” o “Coffee & TV”, aunque “Song 2” sigue siendo una especie de broma desatinada.
Como nota curiosa, The Wedding Present ejercieron de teloneros por sorpresa, en el techo de uno de los stands del lateral del escenario durante tres temas. Lo más curioso de todo es que los de Leeds sonaron mucho mejor que la banda principal. (Ricardo)
Titus Andronicus
Íbamos a Titus Andronicus dispuestos a vivir una fiesta de punk-rock y cerveza. Lo que no imaginábamos era que el más borracho del escenario Pitchfork fuera el propio Patrick Stickles, frontman de los de New Jersey. No sólo nos regaló una colección imparable de himnos de puño en alto sino descacharrantes e insistentes alusiones en ¿español? a los criterios de Pitchfork a la hora de evaluar sus discos o a la figura de Daniel Johnston.
Empezaron fuerte con su emblemático “A More Perfect Union” un setlist que consistió en una equilibrada mezcla entre sus tres discos de estudio en la que inevitablemente brillaron con luz propia consignas aptas para el desmadre en el pogo como “You will always be a loser” (“No Future Part Three: Escape From No Future”) “I’m going insane” (“Titus Andronicus vs. The Absurd Universe (3rd Round KO)”), “Your life is over” (“Titus Andronicus”) o “The enemy is everywhere” (“Titus Andronicus Forever”). Una fiesta tan necesaria, que el Primavera podrá llevar a la última diva del pop o a la última sensación de la electrónica pero será un festival sin alma sin una dosis necesaria de rock&roll pasado de moda. (Raúl)
The Knife
El musical de The Knife no fue algo para todos los públicos. Sí, me reafirmo en lo de musical, porque el nuevo show de los hermanos Dreijer apenas puede llamarse concierto, o al menos ‘directo’. Pero no por ello deja de ser una experiencia digna de vivirse. Acorde con la imaginería extraña y esquiva que han desarrollado durante toda su carrera salieron, acompañados de un nutrido grupo de bailarines, vestidos de ‘monjes’ a un escenario en el que había varios objetos camuflados entre la niebla. Con las primeras notas de “A Cherry On Top” descubrimos que dichos artefactos eran instrumentos que, a la larga, no tuvieron mucho que decir dentro del espectáculo.
Porque tras un par de canciones, el baile, la performance y el playback se impusieron y ya no hubo lugar para ellos. Con hieráticos e imprevistos movimientos, acordes a la imaginería queer que quieren trasmitir, los bailarines tomaron el protagonismo mientras se movían al ritmo de, los en gran parte grabados, mejores momentos de “Shaking the Habitual”. De hecho, pudimos ver en las pantallas cómo Karin y Olof permanecían en ocasiones a un lateral, cantando, tocando algo de sintetizador o simplemente tutelando el show, quedando así totalmente al descubierto la naturaleza del evento. A pesar de lo desconcertante y estimulante de la experiencia basada en este nuevo trabajo, lo más aplaudido, “Full of Fire» aparte, fueron los rescates de “Silent Shout”: “One Hit» y el tema título con el que cerraron, dejando a muchos con ganas de más. (Yuri)
King Tuff
Una gozada poder tener un cierre como King Tuff en el Vice. Gran acierto que en un festival tengas opción de terminar a las 4 de la madrugada con guitarras y no conformarte con un dj-set de turno, que no siempre a todos apetece. Posibilidad que desde luego nos faltó el sábado, pero el viernes íbamos bien servidos, sobre todo viniendo de Titus Andronicus justo al lado. Así, no pocos nos quedamos a disfrutar del power-pop garajero de este trío que no aprovechó el slot para desfasar, aunque hubiera quien pedía pogos a gritos (y los hizo), sino que se ciñó a esas grandes canciones de su debut que sonaron con cuerpo pero nítidas, como unos Redd Kross post-adolescentes. (Raúl)
FOTOS: Javier Perea