Pese a que no se puede obviar lo mucho de acontecimiento que un nuevo disco de Pearl Jam tiene a estas alturas para tantísima gente, sería engañarme no reconocer que me enfrento aquí a otro disco correcto de una banda que ya no está a la altura de su leyenda. Y eso que en «Lightning Bolt», al igual que en «Backspacer» vemos a unos Pearl Jam que por momentos parecen vivirlo, a veces experimentan y a veces se equivocan, pero luchan por no repetirse demasiado. A la luz de los resultados no parece suficiente, lo que sí hay que reconocer es que se trata de un disco variado con facetas mejores y peores.
La primera es la de los Pearl Jam directos. La punk-rockera «Mind Your Manners» nos enseñaba hace meses ya los dientes y nada hay más agresivo aquí dentro. «Getaway» parece una segunda parte de «World Wide Suicide» con un groove más animado, a lo The Hives. La tercera en discordia sería «Lightning Bolt», más compleja y con notables ecos a The Who en esa mezcla de psicodelia de teclados, estallidos de guitarra y Vedder gritando al viento. No son derroches de ingenio, pero son competentes y gusta escuchar una banda de su trayectoria aún rockeando.
Por otro lado está el ocaso, el tedio, el rendirse a los clichés de la balada rockera, la también anticipada «Sirens» siendo el caso más repelente. Seguramente la idolatrada voz de Eddie llegue a salvar e incluso a convertir en clásico un tema que hiede a AOR plastificado con sus coros, su piano, su inevitable solo y su catarsis fingida. Aunque sin duda la traca infernal vendrá en el final del disco con la a todas luces innecesaria relectura del «Sleeping By Myself» de Eddie Vedder, el cierre a lo folk coral digno de Mumford & Sons que es «Future Days» y otra lenta más interesante pero perjudicada por el citado sandwich que es «Yellow Moon».
Esta fase viene además precedida del glam vaquero de «Let The Records Play» que resulta algo forzado a su estilo y no es tampoco el momento más digno de los actuales Pearl Jam. «My Father’s Son» por su parte es un experimento que promete con su hipnótico groove de bajo y ese toque de soul psicodelico y acelerado, pero el parón tropical rompe con toda coherencia haciendo de ella una oportunidad perdida. El gran triunfo es «Infallible», experimental y resplandeciente, sin duda su mejor cara y una esperanza hacia el futuro. El tramo que forma con la introspectiva «Pendulum» y la vitalista «Swallowed Hole» nos trae ecos no de su primera etapa, pero si de los tiempos No Code-Yield-Binaural y es el corazón del disco con el que me gustaría quedarme.
«Lightning Bolt», cargado de buenas intenciones, es más entrañable que bueno. Es el enésimo trabajo de una banda que parece haber asumido que tiene casi todo dicho en disco y que sigue trabajándose los directos como los que más. Tachar a Pearl Jam de vagos por lo dicho no tiene sentido, pero sí que da la impresión de que les falta un poco de encerrarse en el local y compartir ideas y les sobra un poco de grabar disco porque toca aún cuando las ideas sobre la mesa sean mejorables.