Las premisas de hoy en día para los que quieren vivir de esto son claras: dedicación cuidadosa al material que se publica, descarga gratuita para darse a conocer y patearse los escenarios. Así se crea interés por tu disco y así haces que la gente te conozca, o al menos esto han conseguido Guadalupe Plata con mucho sudor.
Este esperado primer LP viene precedido de una expectación inusual para una banda que apenas contaba con un EP tras dos años andando en boca de la mayoría. Han tocado en todos los lugares posibles, desde la sala más inmunda de la geografía española hasta en festivales grandes como Primavera Sound. El resultado ha sido siempre el mismo, una ampliación considerable entre sus seguidores, que parecen empeñados en llenar todas y cada una de las fechas que hacen. Un ejemplo a seguir, vaya.
La presentación era necesaria, pero volviendo al contenido de este sensacional envase en forma de vinilo (a eso me refería con lo de cuidar e incentivar el material que sacas) se esconde una cantidad de talento y personalidad que para si quisieran cualquiera de los que vienen del otro lado del charco a contarnos de que van las raíces blues de los Estados Unidos de América. Porque aquí hay mucho sur del de allí (blues, boogie, soul y rock and roll) pero también hay mucho del sur de España (flamenco y unas letras muy andaluzas), creando una especie de mezcla calurosa y cercana que se antoja irrepetible. Algo crudo y árido en su aroma, pero que entra de maravilla desde el primer momento.
Las buenas cualidades de Guadalupe Plata pueden sonar muy repetitivas escritas en un papel, incluso mucho peor leídas en la pantalla de un ordenador. Si hablamos de que cogen el blues de raíz songwriter polvoriento para actualizarlo y mezclarlo con el boogie y con el rock de Jon Spencer Blues Explosion probablemente no estaríamos hablando de nada que pueda sonar novedoso, o siquiera especialmente interesante. Error. El cancionero de Guadalupe Plata tiene un estilo verdaderamente único gracias a ese regustillo andaluz, pero también unas canciones mayúsculas que se valen por si solas. Se puede decir que no viven sólo de un estilo, como hacen muchas otras bandas del palo.
Ahí tenéis esa slide marca de la casa en la instrumental «Serpiente Negra», esas letras sencillas pero efectivas como en «Gatito», ese bajo-artesanal creado con un palo y una cuerda (Washtub bass que se llama, directamente heredado del bluegrass) en «Lorena» y esa batería trepidante en «Boogie de la Muerte». Si no te parecen verdaderamente únicos y auténticos es que todavía no los has visto en vivo.
