Un año más de visita al Primavera Sound, que llegaba anticipada por la polémica de las acreditaciones, práctica que mediatiza este año una crónica centrada en mi itinerario. Para una narración de los hechos algo menos líneal y rigurosa, aquí desgranaba algunas de las variables de extramusicales de esta edición. Pero ahora vamos por fin a lo musical, lo que, pese a todo, queremos que siga siendo lo que importa cada Primavera Sound.
El jueves comenzábamos pronto la programación grande del Fòrum con Colin Stetson, del que poco sabíamos aparte de unos vídeos de Youtube. El músico que ha acompañado a grandes del indie desde Arcade Fire y Bon Iver hasta el mismísimo Tom Waits, nos deleitó con una sesión droneante y telúrica de loops graves de saxofon, consiguiendo momentos realmente impactantes. Entre la banda sonora y el folk experimental, volvimos a comprobar la magia que obra el Auditori para los artistas en solitario. Eso junto a la simpatía y destreza de Stetson fueron ingredientes para un comienzo de festival inmejorable.
De ahí tocaba primera parada en el ATP (premio a mejor escenario, por programación y sonido) a ver a Föllakzoid. Los chilenos practican un kraut-rock bastante genérico y aunque le ponen ganas, la personalidad brilla por su ausencia. Es una pena pero no hay nada especial que respalde su motorik, que no sea el grabar en un sello indie de prestigio como es Sacred Bones. Similar sensación insípida nos dejaron Real Estate en el escenario Heineken. El paseo no mereció la pena y es que aunque somos fieles de los de Brooklyn, el paso del tiempo no les sienta bien y han pasado de ser un excitante batido de pop psicotrópico a pop delicado sin más, por no decir flojo para el directo. Agradables es lo más que puedo decir.
Tendríamos que regresar al ATP para ver el primer gran triunfo del día. Y no era ninguna sorpresa, los holandeses ya fueron lo más comentado del miércoles en Apolo. Y que en un festival tan ajetreado como este, muchos repitieran, lo dice todo. En formato cuarteto y con Katherina marcando siempre el ritmo (e incluso cantando por un momento), The Ex ofrecieron contundencia merced a su punk ruidoso, pero también diversión a raudales sin perderse ni un momento en la rareza. Además el gran sonido del ATP empezaría a brillar. Antibalas a continuación, fue una opción mucho menos excitante de lo que prometía. Pese a lo visual de su formación en el majestuoso Ray-Ban, ahí faltó sudor, faltó pálpito y en definitiva, invitación al baile.
AEROPLANE OVER THE MEDITERRANEAN SEA
Como quien no quiere la cosa llegó la hora de uno de los conciertos más esperados de la edición. Nos referimos a esa reunión de Neutral Milk Hotel para retomar uno de los discos de mayor culto de su generación, algo que ya se venía fraguando con pasadas actuaciones de Jeff Mangum en solitario haciendo lo propio. En el ATP y sin pantallas, lo que deslucía un tanto un concierto masivo en cuanto a expectación, aparecía un barbudo Mangum y su tropa de freaks del folk indie, a destacar el duendecillo multinstrumentista y el trompetista que lucía también vello facial digno de ZZ-Top.
Músicos que por cierto daban el plus de movimiento y fiesta que el concierto demandaba. Así se sucedió un recital encantador que conservaba intacta la magia del disco, esa algarabía lo-fi, esa verbena plagada de letras oscuras que les hizo especiales. Eso sí, puede que la banda haya aceptado a reunirse par reinterpretar canciones que ya son una institución en ambientes como el Primavera Sound, pero no se irían sin hacer alguna maldad como dejarse temas del disco sin tocar y en su lugar incluir alguno de su primer disco, menos conocido. Lo dicho, encantadores.
Menudo salto nos ofrecía esta edición del Primavera Sound. De una sensación underground acrecentada pasábamos a ver a la que pasa por ser una de las bandas de rock más enormes de nuestros tiempos y en la zona de cabezas de cartel, que este año ha sido una especie de festival paralelo a lo que se cocía en los escenarios clásicos. Josh Homme, al indiscutible mando de Queens of the Stone Age paraba por primera vez en el Fòrum. Y lo hizo tanto convencido de que su último disco tiene mucho que ofrecer, como atento a que no faltaran los clásicos en el setlist. Así que hubo rápidas, hubo lentas, hubo pop y hubo rock, todo repleto de la clase chulesca del frontman que se declaró enamorado de todos los allí presentes. El fan que llevo dentro le puede sacar mil pegas a este concierto y compararlo con previas veces que he visto a la banda, pero su condición de gigantes del rock no se les puede arrebatar, ni a él ni a su banda. De mercenarios, quizá, pero espectacularmente involucrados con el proyecto.
DE VUELTA AL UNDERGROUND
Suficiente rock de estadios por hoy. Algo entre los aires disco y el gentío que se presumía para Arcade Fire me hicieron decantarme por conciertos de más pequeño formato. Primero llegó el exceso de Bo Ningen y su teatro kabuki del ruido y el post-hardcore psicodelico, o como se le quiera llamar. Haciendo expreso uso de esa cierta locura que los occidentales atribuimos a los orientales (que no pensarán ellos de nosotros), los guitarristas (sí, eran hombres) se convulsionaban en épicas poses que dejaban cualquier postureo heavy metal a la altura del betún y llegaban a cotas que rayaban lo paródico en el prolongadísimo final. Impactantes, aunque seguramente mejor en distancias más cortas. O sea, cerradas.
Otros que tampoco se quedaron precisamente quietos fueron Touché Amore en el escenario de al lado, Vice, a continuación. Con la etiqueta de banda de screamo del momento -al menos en el plano más popular- el quinteto ofreció lo prometido. Sacudidas hardcore, catarsis del susurro al grito, continuas interrupciones de los climas que previamente construían, etc. Un concierto tan efectivo como árido y quizá monótono para los más profanos de este tipo de hardcore sentimental.
Lo cierto es que antes de que se terminara, tenía cita con el trío IDM alemán Moderat. Y era una cita aplazada ya que hacía unos años que esta genial coalición de Modeselektor y Apparat hizo su primera aparición en el Fòrum, una especialmente desastrosa en cuestiones de sonido. Era de esperar que se resarcieran con algo grande, pero tampoco hubo para tanto. Esta vez todo sonó perfecto, pero los tiempos cambian y la excitación de su debut se ha enfriado un poco con un segundo disco más bien correcto. Entre eso y que recurrieron a temas ajenos a su estricta discografía conjunta, podemos decir que fue un recital con momentos mágicos y otros algo de relleno.
Yo me plantaría aquí por hoy, quedándome a posteriori con la curiosidad de ver si el concierto de Metronomy fue tan horrible como todos cuentan. Aún quedaba mucho Primavera Sound…
FOTO: Primavera Sound, Dani Cantó
VER VIERNES: Pixies, Slowdive, Slint…
VER SÁBADO: GY!BE, Cloud Nothings, Mogwai, Za!…