Se avecinaba un Primavera Sound movidito. El cartel del décimo aniversario quitaba el hipo a todos los niveles, tanto por grandes reclamos como en la sección media y las propuestas más oscuras. Grandes retornos de los 90 como Pixies, Pavement o Sunny Day Real Estate, nombres de moda como Health, The XX o Fuck Buttons, otros de culto como Tortoise, Wire o Polvo y asiduos como Yo La Tengo disfrazados de garaje y Shellac. Todos ellos y unos 100 grupos más, repartidos en cinco grandes escenarios y otros tantos diseminados por el propio Parc del Fòrum y demás escenarios de Barcelona. Así las cosas, el estrés hacía mella en muchos asistentes desde semanas antes y no es de extrañar que nos cogiera el mismo jueves aún con muchas decisiones por tomar. A continuación, la crónica de nuestro Primavera Sound particular.
BIS
A priori podría parecer que el concierto de Bis era ideal para abrir un festival, pero la realidad fue bien distinta. Junto a Panda Bear, podemos decir que fueron las decepciones más sonadas y obvias de cuantas tuvimos en Primavera Sound, en este caso motivada más que nada por un repertorio muy mal elegido y un estado de forma muy poco acorde al de los sensacionales conciertos que dieron las posteriores bandas. Apenas un par de retazos de sus hits, finalizando con un «Eurodisco» que fue el único momento en que consiguieron mover a los asistentes. Podríamos darles algo de tregua, alegando que no era la hora apropiada para un concierto bailable y festivo, pero es que no hay ni ganas de discutirlo.
(Ricardo)
MONOTONIX
Tras el sabor amargo de Bis, el trío israelí Monotonix nos dio una verdadera muestra de desmadre y diversión. Esta suerte de hippies del ruido asaltaron al público tocando entre la marea de gente, siendo alzados de casi todas las maneras imaginables y dándose, en el transcurso del concierto un buen paseo por todo el recinto. Autentico espectáculo ver a los diferentes miembros de la banda ser subidos entre el público, incluido el batería con silla, instrumentos y todo. Ver el bombo danzar de aquí a allá e incluso dejado a la suerte de que lo aporreara el público no tenía precio. Musicalmente no podemos decir que sean gran cosa o más bien, hacen honor a su nombre, pero por ser una de las propuestas más extremas del festival, tanto en sonido rockero de alto voltaje como en puesta en escena, se ganaron los parabienes de muchos y sin duda fue un concierto muy recordado, especialmente para haber tenido lugar a la luz del día. En un momento dado su hiperactivo y melenudo cantante saludó al público de la grada y efectivamente, su intención era irse con todos sus bártulos hacia allí. Hacia ahí que vinieron a hacer el gamberro y contagiar a los pocos que aún quedaban por convertir al monotonixmo.
(Raúl)
THE FALL
El regreso de Mark E. Smith al Parc del Fòrum no fue excesivamente sonado, sino mas bien fue otro momento algo decepcionante sin llegar al que antes vivimos con Bis. The Fall presentaban nuevo disco, en el que el propio Mark ya se dedica única y exclusivamente a parlotear con el manto sonoro habitual del grupo. Aún así podemos decir que este nuevo disco es mucho mejor que el que presentaban en su anterior paso por el Primavera Sound, y eso se nota mucho encima del escenario. Sobre todo a la hora de poder comenzar un concierto tan a lo grande cómo con «O.F.Y.C. Showcase«, con la banda poco a poco entrando en escena progresivamente, y el gran hit del disco que es «Bury Pts. 1 + 3». La presencia de la pareja formada por Smith y Elena Poulou llena el escenario, aunque a la larga el concierto se torna en repetitivo y demasiado lineal, con apenas «Strychnine» de The Sonics como sorpresa.
(Ricardo)
HALF FOOT OUTSIDE
Lo de perderse a The Fall era la primera dolorosa elección del festival, pero Half Foot Outside era, en lo personal, una cita ineludible. Los navarros han encarnado en nuestro país la herencia de Dinosaur Jr. o Superchunk y han continuado los pasos de El Inquilino Comunista. Y ahora, tras haber sacado dos discos de una brillantez envidiable se separaban, tocaba estar ahí. Sin embargo me esperaba algo más de una despedida así. Ofrecieron un buen concierto pero no fue lo suficientemente especial, ni siquiera gracias a la colaboración de gente como Banin de Los Planetas. Habría esperado algún tema más antiguo, una versión (teníamos constancia de que en Pamplona cayó una «Breed» de Nirvana), tal vez una colaboración con gente de Superchunk como ya sucediera hace un par de años… en fin, algo que se saliera de lo que viene siendo su setlist de la última gira. Lo cierto es que la banda salio a pasárselo bien y eso se notó, pero precisamente la cosa tuvo un aire demasiado de andar por casa. El setlist como digo, muy parecido por ejemplo a este otro, lleno por otro lado de increíbles hits, desde el irresistible coro (aunque nunca suene a la altura de Jon Auer) de «Driveways» a la gravedad guitarrera de «The ABC of Love», y los guiños al pasado con su «Bass, Drums, Guitars and Keyboards» y «Start Acting Mean». Ese pasado que pensábamos que estaría más presente, aún convencidos de que lo mejor de la banda está en sus últimos años. Lo dicho, contento de asistir a esta fiesta de despedida, pero con ganas de más.
(Raúl)
THE XX
El elegante concierto de The XX probablemente fue la sorpresa más sonada del día, con permiso de la actuación incontestable de Monotonix. Y eso que el escenario Ray Ban («el de abajo») no había registrado semejante llenazo desde que The White Stripes colapsara la edición 2007 tras Smashing Pumpkins, sobre todo debido a la cantidad cada vez mas grande de extranjeros que pululan por el Fòrum. Probablemente tuvieron la suerte de tener un sonido nítido y perfecto, así como poder entremezclar su música con un ambiente de atardecer algo decadente y lluvioso como el que hubo en ese momento, pero a nosotros nos convencieron de que son mucho más que un hype. No es que «Crystalized» o «Shelter» no nos parecieran sensacionales muestras en estudio, pero la expectación generada en torno a la banda nos parecía algo exagerada. Pero con una ejecución así de perfecta (no olvidemos que el trío hace nada contaba con un miembro extra), contando con una imagen cuidada y meticulosamente milimetrada, sólo queda quitarse el sombrero. Mención especial a su percusionista, utilizando al mismo tiempo sintetizadores, samplers y caja de ritmos.
(Ricardo)
SUPERCHUNK
Si el gran reclamo de esta edición del Primavera Sound eran los Pixies o Pavement, Superchunk perfectamente eran el grupo más solapado por convicciones propias de esa época dorada del indie-rock americano. Sólo que los de Chapell Hill nunca se han ido del todo y por fortuna aquí estaban con unos años más pero en una envidiable forma. Puede que la banda no tenga ningún «Where Is My Mind» ni «Cut Your Hair», pero su colección de hits underground hay que vivirla en directo para darse cuenta. Y es que abrieron con «Throwing Things» y sacaron la mala hostia enseguida con «Detroit has a Skyline». En cierto modo seguramente Superchunk sean lo más parecido a una banda de punk-rock que veremos en el Primavera Sound y esa energía se notó en su concierto, especialmente con un Mac McCaughan hiperactivo con sus saltos y movimientos y aún así más que solvente a la voz y guitarra. Dieron repaso así a sus diferentes discos, olvidando un poco a ese brillante «On The Mouth» en favor de tal vez demasiado «Foolish» y «Here’s Where The Strings Come In», pero pueden hacerlo perfectamente cuando en pleno siglo XXI escriben e interpretan tan bien temas como «Learned To Surf».
En fin la cosa siguió interpretando temas de diferentes discos que nos dejaron percibir que, pese a los cambios que la banda ha experimentado en su sonido a lo largo de los años, la base de su sonido es sólida y característica, sin fisuras, como sus singles. Unos más rápidos, otros algo más lentos pero no demasiado porque la banda tiene ganas de desfogarse en el directo. En este sentido nos anunciaron nuevo disco en breve de la mano de la inédita «Digging For Something» que parece ir un poco en su vena más power-pop con melódicos coros. La tónica de la urgencia se rompió un poco con la épica a medio tiempo de «Driway to Driveway» y el tono más oscuro de «The First Part» y la locura regresó a invadir los ánimos con «Cast Iron».
Para el final se reservaron una esperada y punk «Precision Auto» para la que invitaron al escenario al incombustible Tim Harrington de Les Savy Fav, para después soltar las dos perlas más esperadas. Su imperecedera «Slack Motherfucker» primero, con todos coreando «I’m working, but I’m not working for you» y finalmente «Hyper Enough» donde el público hizo lo propio con esa carismática melodía de guitarra. Fin del concierto, muchas sonrisas, un gran concierto para muchos y un sueño cumplido para otros tantos. A ver si vienen otra vez y podemos disfrutar de nuevo de su energía y si caen temas como Punch me harder, Hello Hawk, Package Thief o New Low, pues no nos quejaremos. En esta ocasión Superchunk trabajaron de lo lindo y si que lo hicieron para nosotros.
TORTOISE
A los padrinos de este invento del post-rock, Tortoise, se les quedó pequeño el ATP y no es para menos, . Su música ha dado tantas vueltas desde el rock instrumental al jazz, el noise o los sonidos tropicales que da la sensación de que pueden hacer lo que quieran y así sucede mientras los miembros de la banda van entrando y saliendo de escena, que si ahora me pongo en el xilófono, ahora a la batería, cojo la guitarra, el teclado, etc. Uno no sabe lo que esperarse de una banda así y eso es lo bueno. Movimiento de caderas, de cabeza, verlo estático y prestándo extrema atención a sus movimientos… un placer en cualquiera de los casos. Y es que aunque mostraron virtuosismo y elegancia, sonaron contundentes y ruidosos por momentos. Con ya veinte años de vida a sus espaldas parecen no bajarse del carro de la vanguardia y eso ya es un aval.
BROKEN SOCIAL SCENE
Una vez finalizado Tortoise pudimos disfrutar del final de Broken Social Scene. Los canadienses parecían estar conectando con el público en un concierto que tenía bastante poderío escénico, a destacar la escena de dos guitarristas tocando tumbados boca arriba en el suelo. Eran seis o siete miembros en el escenario (pensábamos que llegarían a ser incluso más), e invitados especiales como Spiral Stairs de Pavement y Owen Pallet. Esperamos poder verles de nuevo algún día sin temor a los malvados solapes. Lo mismo esperamos poder volver a ver a Mission of Burma cuyo horario, diría que uno de los más desafortunados de la edición, les hizo coincidir con unos Pavement, oportunidad esta última que no podíamos dejar pasar.
(Raúl)
PAVEMENT, EL INDIE-ROCK QUE LLENA FESTIVALES
En el ambiente había un olor a cita histórica. Realmente es alucinante como evoluciona el mundo del rock y aquella banda que en los 90 era pasto de revistas indies, que grababa en un sello indie y que hacía un pop ruidoso y caótico en 2010 se ha reunido tocando en grandes recintos y encabezando festivales. Fans de aquella época pero también muchos nuevos, gracias al poder de Internet se arremolinaban en torno al escenario grande para ver lo que Stephen Malkmus y los suyos tendrían que ofrecer. Las incógnitas eran muchas ¿Sonarían bien Pavement con la madurez o se dejarían llevar por ese amateurismo que inundaba sus primeras obras? ¿Tirarían por su faceta más loca o por la vena más folkie y convencional de sus últimos tiempos? ¿Habría química entre ellos o se notaría que era una reunión por la pasta? Y por supuesto, ¿qué setlist caería?
Contestemos las preguntas. Sonaron mucho mejor de lo que podría esperarse de una banda de sus orígenes pero sin abandonar los toques de dejadez como dejar a Nastanovich, auténtico animador del concierto cantarse-gritarse el estribillo de «Unfair». Combinaron temas de su carrera un poco más centrados en «Crooked Rain» que en «Slanted and Enchanted» y «Wowee Zowee», dejando en casi anécdota «Brighten the Corners» y «Terror Twilight», pero enfocados a sus inicios en todo caso, un total acierto. Lo de la química no está claro en una banda como Pavement. Stephen Malkmus dió un concierto pletórico tanto a nivel de voz como de ademanes y jugueteos con su guitarra, pero nunca sabe uno cuando sale del cinismo natural que le ha hecho grande con su banda, mientras que a Mark Ibold se le veía volcado en su instrumento tal vez en un intento de sonar profesional a la altura de sus nuevas exigencias en Sonic Youth. Eran los más afables Spiral Stairs y Bob Nastanovich los principales encargados de sintonizar con el público, pero en general pudimos ver a una banda con los pies en el presente que sí parecía disfrutar de tocar estas canciones que finalmente se han convertido en algo tan grande en la historia del pop y el rock modernos.
Ya con el gentío parapetado en su puesto para disfrutar de uno de los conciertos más exclusivos del festival, «Cut Your Hair» comenzó a ser coreada entre los asistentes. Era la llamada para que efectivamente, los de Stockton hicieran su aparición bajo el colorido escenario de cables de bombillas y tonos azules rojos y amarillos al más puro estilo de la portada de «Terror Twilight». Como era de esperar comenzar con tal vez su hit más universal desató la euforia colectiva y los saltos. De ahí a empalmar con «Trigger Cut» algunos sentíamos la fuerza de los primeros 90, esa era de cambio que enseñó al mundo canciones melódicas pero que estallaban en tu cara como las del quinteto. Y es que los temas posteriores a los dos primeros discos son realmente buenos, pero ya no tienen ese espíritu trasgresor y en «Father to a Sister Tough» no podemos evitar pensar que otra canción mejor podría estar sonando. Tras la oscuridad y la distorsión de «In The Mouth of a desert» vino una sorpresa. Si ya Scott Kanberg había hecho lo propio en el concierto de Broken Social Scene, era ahora el vocalista de los canadienses, Kevin Drew el que subía para cantarse una enorme y luminosa «Kennel District» y el resultado fue toda una fiesta con ambos cantando mientras dejaban a Malkmus espacio para retorcerse y jugar con su guitarra.
El siguiente gran momento fue «Silence Kit» reconocible con su introducción instrumental a golpe de cencerro encadenada con «Elevate Me later» y dejando muy claro como su segundo disco es el que más ha calado entre la gente y sus letras igual. De nuevo Nastanovich protagonista, degañitándose en mitad de la canción. Y es que, imprescindible como es en la banda añadiendo segundas baterías y otras percusiones para dar a la banda ese toque rítmico tan característico, el amigo Bob es claramente el que mejor se lo pasa sobre el escenario, diría uno que mejor que sus propios fans. Y eso en una reunión de estas características se agradece de ver y mucho. Vale que con sus gritos y extraños coros pueda deslucir la perfección de algunas canciones, pero desde luego la balanza se decanta mucho a su favor. Así pudo pasar un poco en «Unfair», el alegato contra su vecinos del sur de California. Pero ¿acaso no le dio toda la vena punk y gamberra que la canción requería?
La siguiente parte fue comandada en lo musical por una insistente y ruidosa «Fight This Generation», tras la bonita «Starlings of The Slipstream» y antes de una ahorrable «We Dance», si no fuera por el espectáculo que nos dieron de nuevo Nastanovich y el batería de Monotonix que habrían ganado el Mira Quién Baila indie sin dudarlo. Las cosas volvieron a la senda de la locura con una gloriosa «Conduit For Sale!» con los seudoraps de Malkmus, los gritos de Nastanovich y los botes del público. Poco después «Here» se posicionaría como la mejor y más melancólica balada de la noche con un Malkmus tierno y ese reprise de tambor en el estribillo. La montaña rusa nos llevó de nuevo al subidón disonante de «Stereo», el desfogue brutal y los gritos de «forty million daggers» de «Two States» y la mítica letra de «Range Life», curiosamente haciendo mofa de bandas como Smashing Pumpkins o Stone Temple Pilots. Y aquí estamos, quince años después, todos reunidos.
Habían tocado bastante pero por supuesto habría bises. Para empezar «Gold Soundz» que hubiera sido inimaginable dejársela en el tintero, probablemente la canción más coreada del repertorio y que dejó a todos con una sonrisa de oreja a oreja. La concesión melódica siguió con «Shady Lane» y nos dejaron con la épica de la creciente «Stop Breathin'», canción que suma belleza y drama ruidista que se nos antojó un final grandioso a un concierto que pulverizó las expectativas. Con la banda así de competente y engrasada sería una verdadera pena que esta reunión fuera sólo cosa de un año. La única pega es la extraña sensación de haber roto con parte de lo que en los 90 nos atraía de este tipo de bandas; su independencia, su postura anti-rockstars… y no deja de ser raro que hoy no tengamos otro remedio que disfrutar de ellos sobre un gigante escenario en un festival. Aunque si tiene que ser en uno, que sea en el Primavera Sound. Nos quedamos sin «Perfume-V» o «Summer Babe», de un Slanted & Enchanted sobre el que debería girar más su repertorio de directo. Pero en fin, gajes de ver a una banda con tal número de temazos concentrados en unos pocos discos como era el caso. Personalmente, cuando acabó el concierto no podía creerme que el festival no había hecho más que empezar.
CHROME HOOF
La propuesta bizarra y progresiva del festival venía de la mano del supergrupo Chrome Hoof, que ya habían actuado en la celebración para invitados y prensa unos días antes. Todo indicaba a que iban a contagiar a la gente hacia el lado más divertido de su metal progresivo, pero nada hacía presagiar que la cosa iba a terminar con un pogo sensacional y un público pidiendo mas. El horario les podría venir mal, dado que la primera jornada siempre cuesta aguantar hasta altas horas, pero sobre todo la lejanía del escenario Vice fomentaba que se perdiera el público tipo «pasaba por aquí» que si se pudo dar en escenarios como Pitchfork o ATP. Aún así, el space-funk de «Tonyte», los aires avant-garde de «Circus 9000» y la diversión de «Pronoid» se entremezclaron con temas de un disco recién salido del horno. La increible voz y presencia de su cantante compartieron protagonismo con la constante labor de virtuosismo de su bajista y su sección de vientos. Como final perfecto se pegaron un «Death Is Certain!» extendido que sirvió para reivindicar el metal extremo en un festival que poco a poco se ha ido olvidando de estos géneros algo más oscuros. Brutales, pero en sala no me lo quiero ni imaginar.
FUCK BUTTONS
Sin asimilar del todo mi reencuentro con Pavement, los glitches de «Surf Solar» me llamaban cual cantos de sirena a bajar apresurádamente al escenario Ray Ban. Ahí estaban los dos miembros de esta peculiar formación frente a frente separados por su mesa de aparatos descargando su tormenta de ruido en la que es preciso penetrar para ver más allá del ruido. Para ser electrónica no orientada al baile mucha gente se arremolinaba en torno al anfiteatro demostrando lo que ya se palpaba durante los preliminares y las primeras horas del festival, que Fuck Buttons cuentan ya con una horda de seguidores bastante inusitada para una propuesta como la suya. La puesta en escena, sobria pero efectiva. Tras ellos una bola de espejos gigantes iba lanzando destellos reflejados por las luces oscilantes de un predominante color blanco. El panorama solo podía definirse como algo a medio camino del post-rave y la electrónica inteligente. Lanzaron sin parar mordientes ritmos de electrónica ruidista en cuya repetición se descubría la psicodelia que les hace especiales. A muchos se les atragantan y es cierto que podrían contar con algún «hit» más, pero su ruido es siempre nítido y controlado, no son ningunos estafadores, saben lo que están haciendo.
(Raúl)
MODERAT
Otra de las sensaciones actuales de la electrónica que cala en los circuitos del rock indie. El trío de Djs alemán, coalición entre Modeselektor y Apparat se presentó como propuesta de cierre el jueves con sus tres atriles y sus pantallas detrás. Ya la cosa empezó mal a nivel técnico, pues una de las pantallas no se encendía, pero pronto tendríamos algunos de los fallos a nivel de sonido más bochornosos del festival. El sonido empezó a reventar y tras varios intentos de continuar el set obviando el problema parece que se optó por bajar la potencia con lo que era practicamente imposible meterse en el concierto pese a sonar grandes temas del calado de «A New Error», «Spacemonkey» o «Rusty Nails» que sin duda han sido de lo mejor del género esta temporada. Concierto muy deslucido, una pena tener que acabar así de mal un día con tantos grandes momentos.
(Raúl)