Arrancaba un Bilbao BBK Live con un cartel muy atractivo, para quién escribe uno de los mejores de su historia y sin embargo que no alcanzaba las cifras de sold out de pasadas ediciones. Pese a esta contradicción de, digamos, calidad crítica frente a tirón popular hablamos de una edición exitosa con más de 100.000 personas en total (unas 34.000 por día de media), suficiente para abarrotar el recinto. Un cartel con reclamos muy repartidos provocó que no hubiera grandes altibajos de un día a otro como sí se vivieron otros años.
El pistoletazo de salida lo daba en la ciudad el clásico concierto sorpresa en forma de grupo de versiones. En este caso fueron temas de AC/DC los primeros que sonaron para abrir un festival de corte marcadamente más pop. Con Rural Zombies, vecinos y parientes cercanos de Grises, comenzaríamos nuestro periplo una vez arriba en ese hervidero casi literal que es la carpa cuando pega el sol. Por suerte pronto llegarían las nubes y un constante sirimiri que francamente, se agradeció.
Tras observar como un puñado de fieles a la irreverencia de Hidrogenesse copaban sus primeras filas con, como no, disfraces de tigre o pancartas con sus letras, era hora de comprobar si el directo de Chvrches convencía. En éste caso si bien la entrega del trío escocés, en especial de la naif Lauren Mayberry puso la parte positiva, la negativa fue que la pegada de los ritmos se interpuso a la luminosidad pop haciendo del resultado algo más ramplón de lo que escuchamos en disco.
M83 sorprendieron para bien y se ganaron todos nuestros respetos recurriendo poco a su controvertido «Junk», para recrear en cambio un ambiente expansivo en el que caben muchas cosas, desde el electropop a lo ambiental y el rock de estadios. Puede que estemos ante la banda de una sola persona, Anthony González, pero sus reclutas y show es de lo más compacto que vimos por Kobetamendi, pese a la reducidad duración como resultado de un retraso en la hora de comienzo. Sería un error juzgarles sólo por caprichos del destino como «Midnight City» que, por supuesto, sonó.
Algo menos empaque pese a la veteranía tuvo lo de New Order, comenzando con sonido lánguido (una pena esa «Ceremony») que poco a poco fue tomando forma y mejoró según iban encarando hits como «Bizarre Love Triangle», «Blue Monday» y «Temptation». Ratificamos que los temas nuevos en directo no desmerecen nada. Como bis pudimos disfrutar de la inmortal «Love Will Tear Us Apart» de manos de sus protagonistas vivos, aunque, por impopular que suene, nos gustó más en manos del disidente Peter Hook.
FOTO: Óscar Tejeda
Arcade Fire hicieron lo que se esperaba de ellos como cabezas de cartel fuera de temporada. Es decir, los canadienses anunciaron dos conciertos festivaleros sin ningún rastro de material nuevo, por tanto se intuía un setlist que mirara algo más al pasado que la gira de presentación de «Reflektor». Fue un setlist salomónicamente equilibrado entre sus cuatro discos de estudio al que no se le pudo poner pega. Hubo épica, emoción, entrega, espectáculos habituales como los bailes de Regine o la ya clásica irrupción de los cabezudos de la banda. Y tan sólo un pero que hizo daño, la levedad de un sonido por otro lado inmaculado. Recordamos entonces que en su anterior actuación bilbaina, hace ya años, a los pies del Guggenheim, también adolecieron de lo mismo y dudamos de si fue casualidad o no.
Para la franja post-cabezas de cartel apostamos por las refrescantes guitarras de los fineses French Films, cuyo power-pop no defraudó en cuanto a diversión y después unos Blood Red Shoes electrizando esa nebulosa carpa que siempre parece estar abarrotada. Después sólo quedaba el escenario electrónico Basoa, pero eso ya es otra historia.
VIERNES BBK LIVE 2016: Pixies, Underworld, Grimes…
SÁBADO BBK LIVE 2016: Foals, Courtney Barnett, Tame Impala…
