/Crónicas///

Primavera Club – Madrid (24/11/2010)

8.2
Rock Kitchen, Casi lleno
Precio: varios precios

El retorno de Primavera Club a la capital ha sido una gozada una vez más, o al menos eso pensamos todos los que el martes y el miércoles pasamos por el Círculo de Bellas Artes a pasar el ya romántico momento de ser esposado con un trozo de tela. El stress de salas comenzaba, y no vamos a mentir; es un agobio que a la mayoría nos encanta.

Fuímos de los primeros en llegar a Rock Kitchen, pero dado que la sala estaba semi-vacía nos pasamos a los comercios aledaños a la sala; los verdaderos beneficiados del festival sin lugar a duda. Con el tiempo justo, se entró en masa en una sala aún desangelada, pero que tímidamente iba completándose, más bien gracias a la curiosidad que a otra cosa.

Los chicos de Ganglians fueron los encargados de tratar de motivarnos para dos de los conciertos más esperados de toda la semana; Lou Barlow y Wavves. Bien, pues ni descalzos ni con Pitchfork de su lado, ni con esa actitud pasota, ni con esas irreconocibles voces consiguieron nada que no fuera aburrirnos. Concierto muy lineal, sonido monótono, matices perdidos con respecto a su interesante labor de estudio y uno de los baterías con menos aciertos de la historia, son los principales motivos. Quizás fuese una mala noche, pero no parecen ser un grupo con el que hacer doblete.

Lou Barlow tenía una tarea muy complicada, pero el de Los Ángeles tiró de su impresionante magnetismo, algo de lo que carecían ampliamente los cuatro chicos de antes. Bromeó sobre cómo se olvidaba las letras, al respecto de las canciones que le pedían, sobre su «horrible» (literal) concierto en Primavera Sound y hasta sobre cómo la gente charlaba en mitad de su show. Como ya dijimos in situ, el que quiso formar parte del concierto debió vivir algo cercano y honesto ante semejante tipo; el que no, le dio su oportunidad directamente se puso a hablar y molestar.

Muy bien cuando tiró de sus últimos trabajos, con una labor vocal mucho mejor que la última vez que vino a Madrid a telonearse a si mismo (a Dinosaur Jr). Ese aire de repertorio poco preparado con anterioridad le dio un aire de viveza muy bonito, como demostraron peticiones llevadas a cabo de una manera tan personal cómo hizo con «On Fire» de Sebadoh o con «Imagination Blind» de Dinosaur Jr. Con este si apetece repetir en una sala tan apropiada como Neu! Club.

Para cerrar Wavves lo hicieron realmente bien. No podemos decir nada malo de su directo, más allá de los achaques de sonido destartalado que se les presupone, y de una duración algo escasa. Luego el chulesco Nathan estuvo mas o menos centrado, y su nueva banda (la del gran Jay Reatard) es un seguro. El sonido de Rock Kitchen delante fue bueno, lo suficientemente rugoso para que las melodías suenen a Wavves, aunque por detrás parecía que la cosa no fue igual.

El escaso repertorio se centró en «King Of The Beach» en versiones muy entretenidas y punkies, con especial atino con «Post Acid», «Green Eyes» e «Idiot». Aún así, fueron los recuerdos pasados a «No Hope Kids» y «So Bored» los que más celebraciones desataron. Una pena que fuese miércoles, porque sino igual se podría haber liado mucho más todo.

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24 de noviembre de 2010