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Woven Hand – The Threshing Floor

Woven Hand - The Threshing Floor portada
Glitterhouse, 2010
Productor: Robert Ferbrache
Banda: David Eugene Edwards, Ordy Garrison, Pascal Humbert

Géneros: , , ,

8.0

Reconozco que me ha costado bastante encontrarle el punto a este “The Threshing Floor”, quinto álbum (sexto si contamos la BSO para ballet “Blush Music”) de David Eugene Edwards bajo su proyecto del siglo XXI Woven Hand; banda en la que ha seguido manteniendo las constantes ya marcadas por 16 Horsepower, pero siempre con una dirección fijada hacia sonidos más étnicos, folk y experimentales.

No sé si será por mi propia evolución como oyente, o quizá porque la música de Edwards hace ya tiempo que no ofrece nada nuevo y puede acercarse a veces hacia la reiteración: americana oscura y espiritual, con cierto poso post-punk y frecuentes toques arábigos e indígenas; pero lo cierto es que ya con varias escuchas por detrás el disco no me decía mucho. ¿Había perdido el interés hacia la música de una mis bandas favoritas de los últimos tiempos?

La verdad es que de haber sido otro el caso, este álbum habría pasado al olvido en poco tiempo, pero fui persistente y al poco, casi sin darme cuenta, la magia volvió a fluir. Y es que “The Threshing Floor” es un disco tranquilo, tanto como pueda permitir el tenso mantra místico que baña toda obra de su autor, claro, pero lo es al fin y al cabo: no posee la fuerza rock del anterior “Ten Stones” ni la capacidad evocadora de su obra maestra “Mosaic”, probablemente el álbum en que más se mira este nuevo trabajo, aunque sin alcanzar su clímax cualitativo ni emocional.

Básicamente se trata de una sucesión de medios tiempos, de tono más bien homogéneo, con poco lugar para la distorsión y plagado de flautas, percusiones y atmósferas; en el que un ya maduro Edwards sigue clamando a los espíritus de las praderas y a Cristo por igual; no ya con intención demagógica, como sabrán sus seguidores, sino para encontrar un sentido a la existencia y dar explicación a los horrores y la belleza que campa por el mundo y, suponemos, su atormentada psique.

Temas como la propia “The Threshing Floor”, “Raise Her Hands”, la bonita “His Rest”, “Behind Your Breath”, “Terre Haute”…. no llegan a tener el empaque de una “Winter Shaker” o una “Dirty Blue”, pero se le acercan mucho y son plenamente dignas de su autor, por lo que seguirán satisfaciendo a los seguidores del rock gótico, el folk oscuro, el doom, el dark ambient…, en definitiva, a toda esa heterogénea amalgama de público que encuentra en su música lo mismo que encuentra en cosas de espíritu similar como Dead Can Dance, Swans o Red House Painters.

Lo bueno es que, como buen cristiano que es, el de Denver al final busca la redención y la absolución, por lo que siempre queda un hálito de esperanza, reflejada de forma evidente en el rockabilly final de “Denver City”, muestra un insólito buen humor hacia la escena de su propia ciudad. Un remanso de luz, donde suelen campar las sombras…

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1 de enero de 2010