No sabemos cual es la razón, pero parece que Carrie Brownstein y Janet Weiss tienen algo en contra de los bajistas, si atendemos a que tras la disolución momentánea de Sleater-Kinney continúan prefiriendo hacer sonar a Wild Flag con dos guitarras que con guitarra+bajo. ¿Declaración de intenciones?
Si hace un año pudimos escuchar lo nuevo de The Corin Tucker Band – la otra Sleater-Kinney – para dar cuenta de que su discurso había cambiado con respecto a su banda, con Wild Flag no ocurre de una manera tan tajante. Formadas de manera accidental, la bandera salvaje de estas chicas se adentra de lleno en el legado guitarrero y gritón de Carrie tanto como en la brutal pegada de la batería de Janet. En todos los temas en que la voz de Carrie aparece en escena la cuestión queda muy bien reflejada. «Boom», «Romance» o «Racehorse» son algunos de los mejores ejemplos.
Pero, ¿dónde radica la diferencia de Wild Flag con otras bandas? La grandeza del disco no es ya que las dos ex-Sleater-Kinney hayan dado lo mejor de si, que ya sería suficiente, sino que han sabido mezclarse con dos novedades para crear algo verdaderamente vivo y fresco. Hablamos por un lado del manto de teclados de Rebecca Cole, la que fuese batería de The Minders, pero aún más de la personalidad calmada y emotiva de la voz de Mary Timony. Para ver los mejores ejemplos sólo hay que dar una escucha a «Glass Tambourine» o «Electric Band», aunque la presencia de Rebecca se hace más patente a lo largo de todo el minutaje del álbum.
La bandera de la que hablábamos se convierte pues en una lucha entre la canción pegadiza cargada de melodía contra el caos controlado de guitarras y baterías sonando a tope de volumen. La banda sonora perfecta para ver «Portlandia», serie protagonizada por la propia Carrie.