Hay veces que las sumas de partes dan un resultado inesperado. No es precisamente el caso de Diana Lagarto, banda formada por músicos de Inserta y el cantante de 5000rpm -entre varios otros- y que suena a lo que podríamos esperar de la mezcla de las sensibilidades de ambas bandas, con sus matices pero siempre girando alrededor del posthardcore. Ritmos nerviosos, guitarras ruidosas y una voz urgente recitando letras con carga emocional. Como ruido de fondo, ecos del rock indie más proclive al noise y los 90 en Washington DC.
Este debut autotitulado ofrece una experiencia monolítica, con ocho temas que ahondan en el punk-rock de texturas experimentales pero que optan por la concreción y la cabezonería, para darle al disco esa sensación de energía concentrada cual olla express. Es una ebullición que comienza a formarse ya al cafre golpe rítmico de «Cli-ché», se asienta en la masa bajo-guitarra de la más ágil «Desidere» y pone los sesos a bailar en «Yalta».
Hablamos de un post-hardcore tan reconocible como volátil por pura definición, con momentos en los que resuenan Drive Like Jehu, Monochrome o (lo:muêso) aunque insisto en que el germen ya estaba en proyectos anteriores. Y como en proyectos anteriores, algunos de sus cortes van acompañados de fragmentos de películas para reforzar sus temáticas o ponerles contexto. Todo este artefacto de fuerza comprimida, ha sido registrado con ayuda de Txerran Azaola y mezclado y masterizado en Ultramarinos Costa Brava.
El debut de Diana Lagarto dura media hora, pero dista de ofrecer una fácil escucha inicial, dejando muy poco espacio para coger aire en una experiencia de inmersión intensa. Se echa en falta alguna melodía más rotunda que sobresalga sobre el ruido, o más bien que coincida melodía vocal con melodía instrumental, como ocurre en «El Caminante Ciego», que destaca por sus coros. O la catarsis final con aire más espacioso y postrockero de «Arder». Por lo demás, amantes del punk-rock más nervioso tienen en Diana Lagarto una nueva banda con la que agitar sus bioritmos.