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Buena Esperanza – Pacifica

Buena Esperanza - Pacifica portada
Gran Derby, 2013
Productor: Jay Robbins
Banda: Jero M., Pepo M., Miguel C.

Géneros: , , ,

8.0

Tenía una imaginaria deuda pendiente con Buena Esperanza dado lo mucho que disfruté su primer EP, cuatro canciones que rezumaban un emo denso y depresivo. Han pasado 3 años para que el trío se haya lanzado a la aventura del largo. Este «Pacifica», sin acento, ahonda en el punk-rock y el post-hardcore, con estructuras más ágiles y dinámicas más complejas, sacando una limpieza notable frente a aquel EP lo cual es técnicamente un progreso, pero también pierde algo de gracia.

Pese a que en esta banda el ubicuo Pepo Marquez asuma el papel de batería y sea Jeronimo Martín quién haga de voz y guitarra, el espíritu de quien estuviera tras The Secret Society parece muy presente en espíritu y letras. Las influencias por lo demás son notables en esos terrenos que van desde el indie-rock al post-hardcore y el emo. Texas is The Reason, Samiam, Nueva Vulcano… y si decimos que han buscado a todo un grande la escena de Washington, D.C. como Jay Robbins para ponerse a los controles, se cierra practicamente un círculo de influencias del trío bastante claro.

Pero hay en los cortes de «Pacífica» un nervio y oscuridad casi siempre latente. El trío no se entrega al revival 90’s desde la perspectiva feliz de reencontrarse con lo mejor de su adolescencia, sino que parece recoger más bien la esencia de unos tiempos en que precisamente los grupos estaban bastante tristes y/o enfadados. Así se retrata en el punk-rock oscuro que abre el disco («El Arresto») o con los diabólicos riffs de «Tiralíneas».

La excepción a las citadas brumas emocionales es seguramente la luminosa y ‘nuevavulcanesca’ «La Diagonal», un digno gancho de primera escucha dentro del disco. Otra de las más ligeras por así decirlo, es «La Tierra Tiembla», que oscila entre la rabia y la velocidad y los remansos de calma. Por su parte, «Inversores Perdiendo la Fe» con esos irresistibles coros y arreglos nos hace pensar en un concepto tan confuso como el de emo de estadios. También en los bordes menos harcore del género se mueve «Hermanas» que explora el concepto de torturada balada emo, con riffs densos y espaciados en contraste con la limpia voz.

El bloque tras «Hermanas» sufre un poco del síndrome post-lenta, de esa sensación -adquirida, por otra parte- de que ya está todo dicho. La animada «Noche Sin Fin», la tensión con estribillo muy pop de «Un Futuro Arquitecto» y «Ciudad Sin Sal» con ciertos aires post-punk, quedan un poco ocultas en este tramo que nos lleva al final del álbum. Sí que brilla el post-rock de «Pacifica» poniendo un broche catárquico a un disco hilvanado por la emoción y las guitarras.

«Pacifica» suena a reencuentro honesto con el pasado, más que a revival estilístico. En ello juegan también papel fundamental unas letras reflexivas, no exentas de los dilemas de adolescencia pero con un pie en los de la madurez. A veces son más concretas y otras menos, pero huyen en cualquier caso de los terrenos comunes del punk-rock. Es un disco no tan fácil como este estilo pudiera sugerir, cuya escucha quizá se hiciera algo más amena reduciendo en uno o dos cortes su duración.

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1 de enero de 2013