La creación cultural suele ser un continuo de altibajos más o menos pronunciados. Por eso, cuando Bob Mould, imprescindible músico para cualquiera que siguiera su trayectoria en los 80 (Hüsker Dü) y los 90 (Sugar), fue capaz de ponerse de nuevo el listón alto con «The Silver Age», estaba bastante claro: el próximo disco se prometía decepcionante. Además, «Beauty & Ruin» se prometía ya desde título y artwork como una obra más reflexiva, quizá más profunda pero difícilmente tan impactante.
Pues nuestro cincuentón de gimnasio favorito ha lanzado un disco que demuestra que su regreso a las guitarras fuertes no fue un hecho puntual. Un disco que de nuevo suena al punk-rock melódico de los últimos Hüsker Dü y el rock alternativo algo apesadumbrado de Sugar. Y lo importante, con un buen puñado de canciones redondas. Quizá la parte mas luminosa la dejaron ver esos singles de adelanto que nos dejaron salivando. La inconfundible mezcla de un riff frenético con la nasal voz del músico en «Hey Mr. Grey» le devuelve a su estado más básico en un tema sin muchas vueltas, aparte de ese solo. Pero «I Don’t Know You Anymore» sí que es, una vez más, un tema digno de añadir a su larguísimo repertorio de clásicos.
«Beauty & Ruin» destila tal esencia 90’s que se abre con ¡un medio tiempo! Muy atrevido por parte de Mould este ejercicio de poner el obvio tema de cierre -en términos de marketing musical- a la cabeza. Parece una señal de «sólo fans» a la entrada del disco. Sobre todo porque, pasada la prueba, comienzan los temas directos a la yugular. El rock alternativo denso de «Little Glass Pill», el punk melódico pero lleno de polución vintage de «Kid with Crooked Face» o los temas propulsados por la maraña guitarrera, como «Fire in the City», abren camino directo.
Como sorprendente, en el disco hay poco. De hecho, la mayor pega que se puede poner es que «Tomorrow Morning» suene como una «Keep Believing» con menos chispa y así puede suceder con otras. En cuanto a novedades, quizá ese curioso tarareo de «Nemeses Are Laughing» que por otro lado suena a los Sugar más ásperos que tira para atrás. Llama la atención el tono acústico de «Forgiveness», bonita pero sin perder el pulso animado. Y también tenemos algún tema menos instantáneo pero que da lecciones a estrellas del rock alternativo de hoy día (pienso en Foo Fighters o The Gaslight Anthem) como «The War».
Hay canciones que seguramente lucirían más con otra disposición, transiciones entre temas que quedan raras y demás, pero si de algo sabe Bob Mould es, por un lado de no sacar morralla y por otro, de equilibrar bien tono e intensidad. Al igual que pasara en su obra previa, «Beauty & Ruin» no se desinfla y el final es tan bueno como el comienzo, por lo menos. Así en la parte final encontramos la bonita balada indie que es «Let the Beauty Be», que recuerda a amigos y alumnos aventajados como Sebadoh y para cerrar otro pildorazo de electricidad lleno de optimismo, «Fix it».
«Beauty & Ruin» no es el disco del año, seguramente no lo veas en el top de ninguna publicación salvo quizá el de esta santa casa, pero sí es todo lo que me gusta en la música. También lo será para ti si eres de buenas canciones, estribillos irresistibles, escasez de pretensiones y punk-rock. Larga vida a Bob Mould y a las eufóricas sensaciones que produce su música.