No es que la carrera de Bob Mould haya sido de grandes altibajos. Pero claro, cuando la historia musical te recuerda como parte vital de un grupo que, desde el hardcore, revolucionó el pop y el rock de su época, es complicado mantenerse a la altura. Suponemos que mirar a Hüsker Dü le es más difícil por la mala sangre entre él y Grant Hart, pero a lo que si ha mirado y mucho en sus últimos tiempos, es al fantástico trabajo que hizo en Sugar, recogiendo sus propios frutos, maduros y melódicos.
Hay que entender «Silver Age» entonces no sólo como continuación de «District Line» y «Life and Times» que le veían decantarse de nuevo por el rock, sino como reafirmación de la gira en la que se encuentra embarcado tocando material de «Copper Blue». Así se explica el trío de ases que abre el disco, contundencia y rudos riffs que miran atrás pero sobre todo ratifican que gente del éxito comercial de Dave Grohl aprendieron a componer con él («Star Machine»), que un cincuentón puede hacer rock áspero y oscuro («Silver Age») y que es capaz de rozar la brillantez melódica de que hizo gala en sus tiempos de gloria («The Descent»).
Es totalmente imposible que un fan de Sugar no se diera por satisfecho ya con esos tres temas citados, pero la cosa no decae. Tan sólo «Briefest Moment» despista con cierto tono post-punk que se hace extraño sin más, lo único que no parece encajar del todo. Por el camino tendremos «Steam of Hercules», un medio tiempo que parece dejarte flotando en un espacio de distorsión, más rock alternativo de manual con extras de melodía en «Fugue State», la algo cercana a Afghan Whigs «Round The City Square» y «Angels Rearrange», captando a la perfección ese tono oscuro pero redentor que suelen desprender su garganta y guitarra.
Si, estoy citando una por una las canciones sin apenas relleno de una vuelta a la forma que podemos emparentar con la de contemporaneos como Dinosaur Jr y su «Beyond» o Superchunk y su «Majesty Shredding»· Unos Superchunk por cierto, que acogen esta segunda juventud de Mould desde su sello Merge y cuyo batería Jon Wuster pone sus baquetas al servicio de Sir Mould en el power trío actual que completa Jason Narducy al bajo, quién también hiciera de mercenario para Robert Pollard en Guided By Voices.
Pero será cuando escuchemos la vibrante «Keep Believing» cuando tengamos por completo la ilusión transitoria de estar a principios de los 90, magnífico trabajo del músico retrotrayéndose a su propia juventud compositiva e interpretativa. Vocalmente apenas encontramos diferencia, el tono entre dulce y ácido es el mismo que emanaba Sugar, los vestigios de punk melódico pero bañados en distorsión renqueante y shoegazer, todo está en su perfecto sitio. El embrujo permanece melancólico pero optimista en «First Time Joy», un cierre sutilmente orquestado que también parece fechado hace un par de décadas.
«Silver Age» es un disco brillante que a nadie descolocaría si llevase la etiqueta Sugar en portada. Afortunadamente el cantante no lo hace, sea por respeto a sus compañeros de aquel entonces, sea porque ya no le ve sentido a volver tras un alias. Por encima de todo, es un disco con sabor a 90s pero con un brillo luminoso que nos invita a quedarnos en 2012. Del tipo de miradas al pasado que no buscan refugiarse en grandezas pretéritas, sino al revés, reclamar la vigencia de lo que quedó atrás.