No se si será una cuestión habitual aquí, pero conviene reflexionar en cómo gusta especialmente por la Península Ibérica los músicos carismáticos gracias a cierto aire de mística, de emoción y de ultratumba. Si tenemos por aquí cada pocos meses a Mark Lanegan girando, del que nos toca hablar va camino de ello.
Porque la devoción de la gente por la música de David Eugene Edwards es ya una realidad, sobre todo motivado por una espiritualidad y emoción que lo sitúan en las cotas más altas de magnetismo pasional. Da igual que seas un folkie, un indie al uso o que tus orejas no suelan salir del doom más oscuro, que para Woven Hand guardas un hueco en tu agenda (sobre todo para ver un concierto, no tanto para escucharte un disco).
Antes de proseguir con los aspavientos y la pasión desaforada de David conviene hacer un inciso, con el fin de poner las cosas en su sitio. Porque el ex-líder de 16 Horsepower es incontestable y sin su particular personalidad Woven Hand no serían Woven Hand, pero es justo mencionar la inmensa labor de su banda. Sobre todo, aunque suene obvio, la labor del bajista Pascal Humbert; también ex-16 Horsepower y también provisto de una especial percepción y ejecución de la música desde las entrañas. La base rítmica estuvo pues engrasada a la hora de hacer sonar sus piezas más rock, pero igualmente cuando su labor apenas era acompañar la guitarra a veces folk de David. Gracias a ellos gozamos de una increíble versión del «Heart and Soul» de Joy Division, igual que los teloneros aportaron una visión muy novedosa de «Winter Shake» para enmarcar.
Prosiguiendo con la historia del religioso David Eugene no podemos sino aplaudir semejante tesón, magnetismo y pasión. Sus movimientos de cuello, independientemente del tempo de la canción; sus ojos en blanco; sus piernas y botas en el aire desde la silla; sus bailes entre set y bis; y en definitiva, su carisma, nos hacen vivir una experiencia única. Si bien es cierto, que contra todo pronostico, son las canciones más rockeros y ruidosas las que terminan por ejecutarse mejor en vivo, aunque pueda parecer que el repertorio de Woven Hand encajaría más yendo a la vena puramente acústica.
Y que conste que todo esto no es nada fácil de explicar, así que no desaprovechen la próxima, aunque sea una vez en la vida.