Y del Costello, haciendo un doblete de esos que tanto nos gustan, nos dirigimos a la cercana sala Wurlitzer donde la noche prometía intensidad y sudor gracias a un triple bolo de alto nivel. Apenados por no llegar nada más que al final de nuestros queridos Challenger, al menos llegamos para ver tres temas de los que se pueden encontrar en el estupendo «Agh», tercer disco de la banda, y uno de los favoritos de 2013 para alguno de nuestros redactores. Su indie rock ruidoso era una buena forma de comenzar una velada que tenía como leitmotiv principal la presentación de «Evil Debt», el nuevo disco de Rollercoaster Kills.
El reciente álbum de los madrileños ha calado hondo entre los que formamos esta web, y es que el salto dado hacia sonoridades que los emparenta en muchos momentos con el sonido SST de los 80´, o con los Mission of Burma más contundentes, no hace sino confirmar la madurez de una banda con el culo pelado de subirse a un escenario. Arrancaron con «Simone», single lanzado en 2012, para dar forma inmediatamente a dos temas de su nuevo trabajo como la descarnada «Funeral Party», o la más agresiva «Modern Flu». «Broken Flowers», del Ep «Fast Food / Slow Digestion», volvía a demostrar que pese a presentar nuevo trabajo no olvidaban sus temas pasados, si bien rápidamente «Time of No Reply» y «Autoliar», nos devolvían a la realidad de ese sonido más completo melódicamente que supone «Evil Debt» para su progresión. «Don’t Ask, Don’t Tell», como ya prometía en el disco, supuso todo un hostión en los morros, siendo sin duda una de los temas que mejor define a Rollercoaster Kills a día de hoy. Es decir: potencia, emoción y un sonido apabullante en directo.
Para el tramo final la post punkera «Evil Debt» nos mostró a un Jorge más cómodo que nunca en ese registro barítono tan británico. Y tras ella «Adam’s Massacre Song», tema en el cual es Dani el que a base de puro nervio se come el micrófono en otra de las mejores canciones del nuevo Lp. La noventera «Serotonina» sirvió como broche final a una actuación que definitivamente nos convenció del gran paso dado con su más que notable «Evil Debt».
Y aún quedaba una banda más para completar el trío de hardcore-punk. Los ingleses Fawn Spots llegaban desde York para a base de post hardcore y noise, terminar de hacernos polvo los tímpanos. Contundentes y abrasivos, por momentos llegaban a acercarse a ciertos postulados math, y el hecho de que llevasen dos guitarras sin bajo, no hacía sino incrementar la sensación de que la cabeza nos podía estallar en cualquier momento ante las sacudidas estridentes de sus amplificadores. Con una puesta en escena imponente, sin duda tuvieron una buena toma de contacto con el público nacional de apetencias más agresivas y enrevesadas.