En la crónica del viernes ya comentamos los problemas que se sucedieron uno tras otro en Primavera Club Madrid 2012, pero fue en esta segunda jornada en la que vimos con estupor y desamparo como nuestras peores pesadillas festivaleras se hacían realidad. Fue esta noche de sábado en la cual las filas largas del viernes se convirtieron en eternas tanto para comprar tickets, bebida o para ir al baño. En el apartado tan repetido de lo paupérrima que es la administración madrileña con el tema aforos, salas y negligencias a raíz de la tragedia de Madrid Arena tuvimos que dividir el festival en dos: los noventa intrépidos que fueron a la Nave de Terneras desde un rato antes de que abrieran para ver del tirón a Little Wing, Tuya, Cats on Fire y, sobre todo, Redd Kross. El resto, al otro lado, viendo la llamada «Alineación de Los Planetas». Nosotros fuimos de los segundos, entre otras cosas porque no queríamos pasar la noche del sábado encerrados por decreto de ley, ya que el show de Redd Kross era naturalmente de lo más interesante de todo el festival.
KLAUS & KINSKI
Quizás es culpa nuestra. Quizás no deberíamos juzgar propuestas que no entendemos. Pero lo siento por sus fans, me ha tocado escribirla y no puedo evaluar la actuación de los murcianos con otro adjetivo que no sea el de soporífero. Su pop con vocalista femenina al frente, tan en la línea de La Bien Querida y similares, apenas atrajo a la mitad del aforo de la Nave 16, y aunque por momentos (“Ojo Por Diente”) lograron algo más de atención entre el público asistente, lo cierto es que no se termina de entender del todo su alineación planetaria al lado de bandas de una intensidad mucho mayor sobre las tablas. ¿Buscando el contrapunto, quizás? Es posible. El caso es que hablando ya en término menos subjetivos, lo cierto es que la parte vocal tampoco es que brillase en demasía, y la riqueza instrumental que el ukelele, el violín, o las programaciones, trataron de aportar, no terminaban de completar unas canciones sin el gancho necesario para embaucar a un público que en su mayoría pareció que buscaba otras cosas. Si te gusta el grupo te recomiendo leer otra crónica. Quizás des con algún redactor que entienda su directo. Amalio
AIRBAG
Están en una forma gloriosa y por fin parece que su pop-punk de corte powerpopero se está reconociendo entre los que más o menos siguen estos géneros desde el otro lado del charco. Evidentemente siguen siendo una banda que o amas u odias, como la mayoría de la susodicha ««Alineación de los Planetas». O gritas hasta quedar sin aliento esas melodías impecables o acusas a sus temas de ser unos pseudo comercialoides de tres al cuarto. Creo que en líneas generales su reciente «Manual de Montaña Rusa» les ha hecho ganarse el respeto de un sector más amplio, gracias ante todo a unas letras ligeramente más serias y comprometidas, aunque no vamos a ser nosotros los que neguemos que los momentos álgidos del concierto vinieron naturalmente con el gamberrismo despreocupado de «Territorio Dagger», «Big Acuarium», «Spoiler», «Tus Rechazos Golpean Dos Veces», etc. Nos gustan más cuando sacan su faceta Weezer que su faceta más Ramones y The Queers, pero a estas alturas no engañan a nadie con una propuesta desenfada, bien ejecutada y con unos estribillos que se pegan al cerebelo. Hay que reivindicarlos y hacer más pogos.
LOS PUNSETES
Airbag lo eran. Los Planetas también. En medio Los Punsetes igual eran otro caso de amor u odio. De todo o nada. Cualquiera que no haya tenido un contacto demasiado distinguido con el sonido de Los Punsetes ha dicho eso que su música gusta mucho pero que no entienden el rollo de su cantante, ahí con su mirada impenetrable y con una manera de cantar un tanto «peculiar». Pero ahí están, con tres discos, con un baúl lleno de temas redondos, con buen humor, con seriedad y con un sonido e identidad propios. Los temas nuevos quizás han conseguido cansarnos o quizás son simplemente menos brillantes, así que nos quedamos con todo lo que supuso «Maricas», su hit «Tus Amigos» y una «Dos Policías» que fue fiel reflejo de la continua presencia policial en las inmediaciones del Matadero. Luego nos enteramos que Letizia Ortiz había pasado por Primavera Club, pero suponemos que no llegó a ver la estupenda falda de Ariadna.
LOS PLANETAS
Solemos estereotipar el comportamiento de Los Planetas como de pasota ya por defecto, y en honor a la verdad hay que decir que nunca han sido una fiesta en lo que a actitud se refiere. Pero no sé si será cosa de los rumores de separación que sobrevolaban la actuación de los granadinos, pero la noche del sábado pareció que fuese algo más que un concierto más para J y compañía. Vale sí, siguen sin ser los majos del lugar, pero ¿de verdad alguien espera ver algo diferente a estas alturas?
Ya de primeras el sonido acompañó bastante, y más teniendo las características de su sonido y la fama de la Nave 16, por lo que para cuando arrancó la maraña sónica de estos cinco músicos, con varias de las piezas de su último disco, “Una Ópera Egipcia” (“La Llave De Oro”, “Romance De Juan Osuna”, “Virgen De La Soledad”, “Señora De Las Alturas”), ya supimos que mucho se tenía que torcer la noche para que aquello no terminase con la explosión que los Mayas vaticinaron en su día. La densidad eléctrica no se suavizó con el cambio de tercio hacia su legendario “Una Semana en el Motor de Un Autobús”, siendo “Toxicosmos” el puente perfecto para hilar sus hazañas flamencas más recientes, con el pasado de su obras intermedias. “La Guerra De Las Galaxias” encabezó un bloque donde “Corrientes Circulares En El Tiempo”, “Nunca Me Entero de Nada”, la estremecedora “Santos Que Yo Te Pinte”, o la coreada “Maniobras De Evasión”, terminaron de meter a un público en un partido, que todo hay que decirlo, intentaron jugar desde el minuto uno.
Cerraron la primera parte del set con algunos de los singles de sus últimos álbumes como “Reunión En La Cumbre”, “Alegrías Del Incendio”, o el canto a su tierra “Soy Un Pobre Granaíno”, y aquí sí que ya nos dimos cuenta que aún siendo más largo de lo habitual, lo que nos iban a ofrecer Los Planetas iba a diferir poco de las actuaciones que llevan entregando en los últimos años. Vamos que nada de un revival de viejos clásicos. Y eso que como siempre hubo algunos, que también como suele ocurrir fueron coreados con devoción por un respetable que pese a saber de memoria cada paso que daba la banda, disfrutaban de lo lindo al son de “Segundo Premio”, “David Y Claudia”, el himno “De Viaje”, o la aún más radiofónica, “Un Buen Día”. Junto a todas ellas llegó el momento colaboración de la mano de Marina de Klaus & Kinski, que se limitó a hacer las veces de Bien Querida, en “No Sé Cómo Te Atreves”.
Tras ello un nuevo paso por camerinos a reponer fuerzas, y vuelta a las andadas para cerrar como a ellos les dio la gana, es decir siguiendo con su actitud de no hacer nada que no les salga de dentro. Ni “La Caja Del Diablo”, ni ni mucho menos “La Copa De Europa”, “Db”, o cualquier otro de los sueños húmedos que por aquello de la ocasión especial pudiésemos esperar los más inocentes. “Ya No Me Asomo a La Reja” y “Los Poetas”, como demostración de donde siguen estando musicalmente Los Planetas en pleno 2012. Sin nostalgias que valgan, ni sonrisas ni palabras más allá de las necesarias. Una tormenta de distorsión y guitarras que luchaban contra bajo, teclados, o un Eric como siempre brillante a la batería, y que servía de epílogo para su actuación de esta noche, quién sabe si para su carrera como grupo, y lo que es seguro, que daba por concluida la última edición de Primavera Club en la ciudad de Madrid.
Es una pena que los aspectos externos hayan tapado lo que realmente importa a priori en este tipo de eventos, la música. Nosotros intentaremos quedarnos con el recuerdo de una nueva notable actuación de los granadinos, que no supuso el fin del mundo, pero que por desgracia sí que puede que vaticine el fin de la mayoría de los eventos culturales en la capital. Los Mayas no iban tan desencaminados, al menos se nos ha ido de Madrid y de Barcelona uno de esos eventos que teníamos grabados a fuego en el calendario. Esperemos sea temporal.