/Crónicas///

Marilyn Manson – Barakaldo (23/11/2007)

Marilyn Manson, Tim Skold, Ginger Fish, Rob Hollyday, Chris Vrenna
7.8
BEC, 3/4 de sala
Precio: 40 €
Géneros: , ,

«Trio No. 2 in E-Flat Major for Piano, Violin, and Violoncello» (Intro)
«If I Was Your Vampire»
«Disposable Teens»
«mOBSCENE»
«Tourniquet»
«Irresponsible Hate Anthem»
«Sweet Dreams» / «Lunchbox» (Medley)
«The Fight Song»
«Putting Holes in Happiness»
«Heart-Shaped Glasses (When the Heart Guides the Hand)»
«The Dope Show»
«Rock Is Dead»
«The Reflecting God»
«Antichrist Superstar»
«The Beautiful People»

Estábamos dispuestos a a vivir un concierto de Turbonegro un tanto extraño, incluso para Bilbao, ciudad por la que la banda para mucho. Ya lo habíamos vivido en sala, en recinto al aire libre y ahora tocaba en un gran pabellón deportivo todavía medio vacío. El punk-rock melódico y divertido tenía una oportunidad de vapulear al glam-rock efectista de Manson y seguramente para algunos lo hizo, pese a que la diferencia de sonido entre unos y otros fue abismal. Buena sensación como siempre, Hank con sus bailes provocativos, conexión con fans y con no fans que acabaron convertidos, etc. Aún así esperamos una vuelta porque Turbonegro no es una banda hecha para abrir para nadie, sino para ser los verdaderos reyes de la fiesta.

Y es que nosotros creíamos que los noruegos con Marilyn Manson no pegaban, ni aún compartiendo maquilladora, pero los noruegos parecían contentos con la gira, que supongo les abrirá nuevas puertas. Hank se alegró como siempre de estar en Bilbao, donde se sienten como en casa y dijo que «los putas goticas y los putas turbonegras» pueden juntarse y hacer una gran fiesta. Si es que Turbonegro no dan un concierto sin algún speech memorable. Incluso, entre toda su parafernalia erótico-festiva sacaron tiempo para recordar a Kike Turmix y mandar su apoyo a los antifascistas de Barcelona.

El repertorio pues como siempre solvente, donde no faltaron himnos nuevos (City of Satan), viejos (I Got Erection), y por supuesto presencia de Retox con temas como «We’re Gonna Drop the Atom Bomb» o «Do you Dig Destruction?» que según dijeron va sobre la historia de una chica de Bergara (?). Y por supuesto «Get It On», absoluto cenit de su repertorio. Sus fieles no fallaron (aunque muchos habrán pasado esta vez de abonar 40 euros) y el hecho de que el recinto todavía estuviera llenándose favoreció a que las primeras pudieran ser ocupados por algún que otro ‘turbojugend’ en vez de los típicos seguidores del cabeza de cartel apalancados. No pudieron hacer bises, lo que parece ridículo teniendo en cuenta que Marilyn Manson salió más de media hora tarde según lo anunciado.

|De Antichrist Superstar o Drama Queen|

Sonó la intro conocida como «Trio No. 2 in E-Flat Major for Piano, Violin, and Violoncello» mientras nuestra atención se concentraba en un telón teñido de rojo tras el cual asomaba gigante la figura de Manson. Con «If I Was You Vampire» arrancó el concierto en clave de drama y pudimos a un Manson en buena forma, con su banda de maquillaje rosa en la cara (la moda emo puede mucho), plataformones y su micrófono-cuchillo, desgañitándose en cada verso y con una voz a la altura del sonido en disco. Sin hacerse esperar llegó el primero de una larga batería de hits, una pena que cayeran precisamente los más reminiscentes a «The Beautiful People».

En este caso hablo de «Disposable Teens» y «mOBSCENE» en las que se empezó a notar un par de signos del concierto. Marilyn Manson se mostraba cercano al público, acercándose y permitiendo ser tocado, algo de lo que no estábamos seguros a estas alturas de su película mediática. También el cambio de modelitos que se sucedía cada una o dos canciones, para seguir casi siempre la misma secuencia. Primero me quito el sombrero, después la chaqueta… en fin, cosas de las divas del rock.

Con la llegada de «Tourniquet» empezaron a verse las tristes realidades de la carrera de Marilyn Manson. Que por ejemplo «mOBSCENE» e incluso «If I Was Your Vampire» fueran recibidas con más calor que uno de los temas del magistral «Antichrist Superstar» dice mucho del público del artista, de lo que ha seguido su carrera y de las poses en el mundo del rock en general. Aunque claro, si Manson se quejara de esto alguien le diría que debe predicar con el ejemplo. Al margen, esta sucesión retorcida con la realmente enorme «Irresponsible Hate Anthem» hizo pensar por primera vez que mereciera realmente la pena el concierto, provocando un cambio drástico al menos en mi actitud. Hay que decir en favor de Manson que al menos en esta gira, sus viejos temas suenan como si por ellos no hubiera pasado los años, con toda la rabia de una época que pasó hace tanto ya.

La cosa no bajaba el listón con el medley de «Sweet Dreams» y «Lunchbox». Por un lado, de agradecer que nos regalara esta clásica versión de Eurythmics y no otras más descafeinadas que ha hecho últimamente. Ya para este punto se veía que Manson o se creció demasiado o era muy poco consciente de lo dicho de su propio público. La multitud estaba muy entregada pero si no cantaba Lunchbox no era por nada en especial, sino porque no se la sabían. Podríamos haber hecho una encuesta sobre si «Portrait of an American Family» era un disco de Marilyn Manson o Guns N Roses entre la audiencia y seguro que Axl se lo hubiera adjudicado. Pero el público si se sabía otras consignas más facilonas, como el clásico «We hate love, we love hate». Algo es algo, señor Warner.

Tras otro de esos apagones (demasiado lapso entre canción y canción por intensas que fueran algunas) sonó la campana y salió Manson en un ring con bata de boxeador para entonar lo que puede ser su himno más inmediato, ese rip-off que dicen los yankis del Song2 de Blur, «The Fight Song». Sin desmerecer por ello para nada, ya que es uno de sus mayores singles y de una fuerza infecciosa envidiable en directo, que contó con todos los puños en alto.

Sabíamos que el momento del bajó llegaría con algo del nuevo disco. Fue con «Putting Holes In Happines», pero la cosa se animó con el revival pop ochentero de «Heart-Shaped Glasess». Serían las últimas apariciones de su último disco, ya que nos ahorraron un «Are You The Rabbit», no se sabe si por suerte (un tanto aburrida es) o por desgracia (no la reemplazaron por otra, quedando así el concierto aún más corto). En este punto del concierto, se veía que Manson comenzaba las canciones con fuerza pero a veces se iba quedando, por eso recurría al público ya no sólo en estribillos, sino en la estrofa que mejor le convenía, con resultados, como no, desastrosos. Hay artistas que no deben saber que el ingles no es lengua oficial por estos lares.

|Back to 90’s|

Finalmente llegó el turno de dar repaso a Mechanical Animals con el dueto de la trilladísima «Rock Is Dead», una de las mejor acogidas de la noche con confeti incluido y «Dope Show» que puso un toque sofisticado al concierto. Son buenos temas que evidencian lo que Manson fue siempre, un icono de la cultura del espectáculo, atrapado en su propio circo de transgresión. Que Manson se reserve estas canciones para la parte final evidencia algo que otros muchos se niegan a reconocer, que su época gloriosa pasó y se debe a sus antiguos hits.

De hecho el final estaba especialmente reservado para Antichrist Superstar. Primero los turbadores ritmos industriales de una «The Reflecting God» en que la estrella fue alzada unos 3 o 4 metros subida a una nube de humo y después al camerino a hacerse de rogar. Las luces parecían transmitir extraños mensajes en clave. Finalmente el público empezó a reaccionar y siguió el ritmo. Dos palmas y un «hey» eran lo qe hacía falta para invocar al predicador satánico de «Antichrist Superstar», que quemó desde su atril una biblia en un espectáculo medido al milímetro. Atrás quedaron los tiempos en que Manson se autolesionaba en vivo, pero sus buenas canciones siguen vigentes.

Y tras los robóticos lamentos, una nueva espera enfrió los ánimos hasta la salida final, como no, «The Beautiful People», el tema que catapultó internacionalmente al controvertido cantante. En él, incluso bajó a cantar al público y tras esta buena sensación acabó el concierto dejando de nuevo con una bonita melodía de piano mientras se desalojaba el recinto. Sólo por estos temas que supusieron una pequeña revolución en el mundo del metal, del industrial y del rock alternativo en general, entiendo que merece la pena ver un concierto de Marilyn Manson incluso en pleno 2007. Lo que no estoy seguro es si a ese precio. 40 euros me parecerían incluso adecuados si Turbonegro hubiera dado un concierto de duración normal y el propio Manson se hubiera estirado con 3 temas más, por supuesto no del mediocre «Eat Me, Drink Me».

Por cierto, no he dicho nada sobre esa «superbanda» con gente como Tim Skold (ex-KMFDM), Chris Vrenna (ex-NIN), Rob Holliday (Sulpher) y Ginger Fish (el único miembro de larga duración). Porque poco hay que decir, cumplen su papel a la perfección pero obviamente no roban ni un ápice de protagonismo a Manson. Supongo que si no figura así en el contrato, poco faltara.

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23 de noviembre de 2007