Con uno de los mejores discos de 2006 bajo el brazo, Half Foot Outside por fin regresaban a Bilbao tras una cita anunciada hace unos meses que se cayó. Los navarros, parte de una generación de oro en el indie español, han vivido una continúa evolución hasta llegar a «Everything Is Perfect From The Distance», cuya redondez es apreciable sin importar distancias o graduaciones. Indie-rock americanista de manual que tocaba defender en directo.
Con ellos vinieron Same Old, interesante sexteto vitoriano adscrito al post-hardcore que se encuentra a punto de editar en Fragment un segundo disco. Así, presentaron un puñado de canciones que abrazan el castellano y añaden a sus herencias de At The Drive-In, Refused o Standstill, matices metálicos, drama y voz profunda. Al principio dio la lógica impresión de que la banda no conseguía aún hacer los temas suyos en directo, sonando mucho más rotundos los viejos números en inglés, como «Decoder».
A partir del ecuador del concierto esto dejó de ser así y llegó la artillería, momentos evocadores y pasajes instrumentales se sucedían con la intensidad crispada de los gritos. La sensación general fue bastante buena con un final repentino que dejó con ganas. Asimismo la entrega de la banda fue de nota desde un primer momento, pese a la clara percepción de que el público de Half Foot Outside no era precisamente el suyo. Triste sectarismo el del mundo del rock, pensé.
Lo que me sorprendió es que más tarde, cuando HFO salieron a escena la cosa no cambió demasiado, la gente muy dispersa en todos los sentidos, a lo largo de la sala y en cuanto a atención. Y mucho estatismo, pese que arrancaron con un temazo como «The ABC of Love», con sus oscuros riffs echando la carne en el asador desde el primer momento. Allí estaban ellos, con sus pintas de no romper un plato para convertirse sobre el escenario, como la mayoría de sus ídolos, en maltratadores del riff y el acople. Siguieron temas más luminosos como «Start Acting Mean», la tierna «Feel No Pain» y «Dial The Number» en su magistral juego de melodía y distorsión.
Con el público ya algo más animado acometería ese delicioso y arrastrado interludio que es «Passport To Paradise» y seguida «Electric Sound Machine», una de sus gemas pop más pegadizas. Cambiarían de tercio entonces con un tema de claro componente noise, probablemente «Opened the car up» reventando tímpanos y volverían a ese equilibrio con «A Little Call» y la tensión eléctrica de «In/Out», entre otras. Como decimos, el entorno parecía más animado por momentos, aunque por si acaso el cantante ya decía gracias al terminar las canciones antes de los propios aplausos.
Con «Doctor Told Me Not To» y sus coros, la banda decía adiós recordando a los de J.Mascis. Cuando salieron del escenario y el típico jaleo pre-bis fue tan mínimo, uno temía que no volvieran a salir, lo cual casi hubiese estado justificado. Supongo que no sorprende esta actitud en un país en que Pavement o Superchunk son completos desconocidos. Entonces volvieron y se arrancaron entre risas con una instrumental y para finalizar con uno de sus temas más rockeros, «Strange Twistin Turns» dejando bien clara la influencia ruidista de Sonic Youth, estrangulando las cuerdas. Hay que hacer mención para su quinto acompañante a los teclados y la pandereta.
Por tanto, notable alto para ellos. La audiencia (al menos parte de ella), deberá recuperar en septiembre o cuando sea. Personalmente me faltó que me pusieran los pelos de punta con la propia «Everything´s Perfect From The Distance» y el otro par de canciones que quedaron en el tintero del último disco, incluido el intimista final. Breve pero intenso.
