Llegaba la noche de The Posies en Bilbao. La ocasión pintaba genial, última noche de la gira española y última noche de esta tanda de conciertos eléctricos. Pero la buena imagen que Ken transmitía recientemente en la entrevista que le hicimos, aún siendo por e-mail, se esfumó al enterarme del desplante en Madrid, apareciendo con dos horas de retraso. Si esto había pasado un martes, era de temer lo que podía suceder un miércoles, víspera de puente. Por primera vez, había razones para sentir miedo en Halloween. La escasa gente que había en el recinto a la hora, tal vez alertada del suceso, no contribuía a la serenidad.
Igualmente supongo que la estadística jugaba en nuestro favor, no iba a irse Ken de picos pardos dos días seguidos… ¿o si? En todo caso aquí nos consolábamos con unos teloneros que siempre podrían dilatar su actuación ante una crisis. ¿Y qué mejor banda para telonear a un gran grupo de power-pop que Half Foot Outside? Pues no se me ocurre ninguna, al menos por estos lares. Los pamplonicas se posicionan entre lo mejor del panorama nacional (en su estilo ganan por goleada) y sólo necesitan de mayor reconocimiento. Su concierto ya lo había presenciado en otras ocasiones y el setlist no varió mucho, especialmente basado y con razón, en «Everything is Perfect From The Distance», su último disco hasta la fecha. Como mayor pega, la voz muy sepultada entre el ruido.
Si, bien, sabemos que HFO beben de las fuentes del indie-rock yanki y no hay nada que personalmente disfrute más en un concierto que toneladas de distorsión, amen de un batería que pega fuerte como pocos en estos sonidos. Lo que pasa es que tienen algunas melodías pop tan logradas que es una pena se pierdan entre la maraña sónica. Es el caso de «Feel No Pain» o «A Little Call», que se beneficiarían de un sonido más nítido. Por el contrario volaron cabezas con «Passport to Paradise» o especialmente la oscura «The ABC of Love». Otro concierto de nota.
Rápidamente el miedo en el cuerpo por una supuesta espantada de los Posies se esfumó, ya que enseguida salio un elegante Jon Auer (y ante una extraña indiferencia del público que supongo marca la distancia entre las estrellas del rock inalcanzables y los músicos más a pie de obra) a prepararse el micrófono, pegarse el setlist, etc. y pronto le seguiría Ken Stringfellow, con lo que respiramos tranquilos. La cosa empezó templada, pese a que ellos lo daban todo en el escenario, Ken dando bandazos con su guitarra a la par que no paraba de lanzar sus característicos escupitajos y Jon más comedido, levantando el puño e invitando a corear sus hímnicas canciones.
La banda lanzó discursos de agradecimiento a su audiencia española y vasca, a la par que hacía observaciones sobre la cierta frialdad y timidez del público del norte. Según avanzó el concierto y el ambiente se caldeó Ken invitó a gente a subir las escaleras del escenario. Como la invitación cayó en saco roto, más adelante los dos frontmans, ni cortos ni perezosos cogerían sus pies de micro y bajarían ellos al gallinero, a tocarse un tema rodeados y plenamente encarados al público.
Respecto al sonido The Posies hicieron una vez más honor a su leyenda y ofrecieron un concierto rotundo y rockero, que alcanzó su clímax con temas de la perfección melódica de «Dream All Day», «Please Return It» o «Solar Sister» o la contundencia tendente al punk de «Definite Door», «Ontario» o «Everybody Is A Fucking Liar», aunque para ser sincero todas sonaban más rabiosas, sin excepción. La presencia de las guitarras y la distorsión no dudaba en sacrificar algo de frescura pop para ganar en contundencia, pero en general se puso de relieve un cancionero pop-rock claramente envidiable.
La banda eso si, se hizo de rogar más de lo esperado para los bises. Debían esperar unos gritos de fan enloquecidas que no llegaron, si bien la gente permaneció en el sitio. Tras este regreso, finalizado con un duelo de guitarras que nos dejó sordos y en el que Jon no quedó contento hasta romper todas las cuerdas, sacaron la manta, Ken empuñó un par de discos e hizo repetidos gestos al tímido publico bilbaíno para que se acercara. Agradable es de ver una banda con tanta historia, que se monte el equipo y venda directamente su merchandise.
En definitiva una noche de rock ‘n’ roll, ya que lo del power-pop se queda corto para la energía que reparten en directo, en la que, siempre olvidándonos de lo de Madrid, The Posies se presentaron como un dúo simpático y cercano, que comparte bien el peso escénico sobre el escenario. No se puede pedir mucho más a otra de esas bandas imprescindibles de los 90 que aún siguen dando alegrías. Si acaso algún single más y menor presencia de sus últimos discos, que tampoco era demasiada.