El post-algo esta de moda: Bolo de postrock que hay en la capital y bolo que se llena. Si, el caso que nos ocupa, como el de Mono en idéntica sala es un caso aparte de bandas que merecían una sala más amplia sólo por su solera, pero la realidad es que este género goza ahora mismo de un éxito que quien nos lo iba a decir cinco o seis años atrás.
Se palpa en el ambiente, ves las caras de siempre en las primeras filas pero en general ves mucha chavalería (no tomar a mal, que los chavales disfruten con Mogwai o Explosions In The Sky es sanísimo) y también gente con pinta de no ir a muchos conciertos. De ese último grupo destacan los habladores que reventaron el concierto de Emerge, sino no hay otra explicación.
Que si, que si eres telonero sabes que te toca cierto pasotismo de la gente. Es obvio. También creo que una banda con partes tan calmadas y suaves como Emerge deben tener asumidos sus problemas como teloneros, pero lo del otro día fue increíble. Un principio de respeto mínimo nunca viene mal…
Además que ellos estuvieron tan bien como siempre, o más. Su habitual extenso corte de 20 minutos titulado «Te Dije Que Algún Día Nos Reiríamos De Esto» (título aproximado) es realmente muy bueno: nada lineal, sorprendente y muy bien ejecutado. Dicen que el sonido atrás no estuvo nada bien, pero delante se estuvo oyendo genial.
Para finalizar presentaron «Tulipán Negro» (¡Estreno mundial, oiga!) un nuevo tema con elementos que nos hicieron recordar más al postrock olvidado de Tortoise que a la moda actual de considerar sólo de esa etiqueta a bandas en la onda de Mogwai. El tema, eso sí, no quedó tan limpio como les quedó el principio del concierto pero dejó buen sabor de boca a un necesario nuevo material de estudio.
En God Is An Astronaut el sonido mejoró una barbaridad. Casi que podríamos decir que sonó perfecto, pero eso es muy relativo a dónde estés en una sala como esta. Por lo menos, la nitidez de instrumentos se hacía patente en primera fila, y eso que las guitarras en vivo mezcladas con las que llevan grabadas llegaban a solaparse de manera un tanto fea.
Hay varios puntos que hacen entender que God Is An Astronaut son de esas bandas postrock amadas y elevadas a la primera división: El primero podría ser que tienen un sonido propio dentro del estilo, nos guste más o menos. La segunda puede ser algo tan sencillo como es ver la depurada técnica de su batería, un tío bastante genuino a las baquetas. La tercera es una cuidada imagen en vivo con diapositivas en su mayoría muy trabajadas (bien por el vídeo del fan chalado de Björk, mal por las películas hechas deprisa y corriendo).
Teniendo en cuenta esos puntos y el gusto de cada uno por el material de la banda, hay que emitir un juicio. A un servidor hubo muchos momentos que le complacieron, sobre todo la media hora final de concierto fue espectacular, pero en realidad la banda tuvo un sonido muy frío. Vamos, les costó transmitirnos algo que suelen transmitir gente de estos estilos, como ya nos pasa a algunos con sus discos en cierto modo.
Muy buena ejecución, excepto en las guitarras, pero un acto frío y demasiado calculado como para arrebatar ningún título de la primera división post-algo.