Son ya muchas las ocasiones en las que aplaudimos la sensacional labor que está haciendo el Teatro Lara como recinto de conciertos en estos días, entre otros ayudado por el ciclo de conciertos SON Estrella Galicia que, por otro lado, regala precios muy ajustados a pesar de que se esté hablando de bandas ya con cierto tirón en el mundillo indie. El caso de Fanfarlo es uno de los mejores para darse cuenta de ello, ya que a pesar del sold-out absoluto a un precio muy ajustado, se mantuvo la sala para disfrute de todos: músicos y público.
El Lara volvió a ser pues un cálido y precioso marco para rendir tributo a la música, sobre todo a un tipo de música que se ha de hacer valer mucho de ambiente íntimo y de sonido perfecto. Fanfarlo recordaron cómo tuvieron que lidiar con el calor en su anterior visita a Madrid dentro de la programación del Día de la Música y ahora, con cariño, se hacían querer en las distancias cortas. Alteraron bastante el orden del repertorio con respecto a anteriores visitas, por ejemplo dejando «Comets» o «The Walls Are Coming Down» para mitad del concierto e incluso presentando un par de temas nuevos que siguen la senda más pop de su reciente disco. Vena pop y
De hecho el tema del repertorio fue quizás lo que más lastró el concierto de Fanfarlo, ya que siempre que hubo repaso a su sensacional disco de debut «Reservoir» el concierto alcanzaba cotas altísimas, mientras que los de su reciente «Rooms Filled With Light» dejaban el ambiente cerca del aprobado correcto y poco más. Al menos eso suponemos que opinábamos los que seguimos su trayectoria desde la barrera más objetiva, ya que entre los asistentes se pudo comprobar que Fanfarlo se ha ganado una legión de fans que corean y aplauden como si fuera el último concierto que fueran a ver. Algo que con la sinceridad y timidez que demuestran en escena, creo, se han ganado a pulso.
El cierre con «I’m A Pilot» puso a todo el mundo de pie, devolviendo con reconocimiento el esfuerzo que demostraron en esa calurosa y soleada última visita de los ingleses a Madrid. Por fin habían tenido un recinto acorde a sus posibilidades y una velada tan íntimo y recogida como para sacar el mayor provecho de sus virtudes. Seguramente volverán en cuanto haya oportunidad y será a un recinto mucho más grande pero también menos bonito.