La sala Siroco de Madrid es una de las salas más longevas y míticas de la historia de la música contemporánea madrileña. Entre sus paredes hemos asistido a una buena ristra de conciertos especiales, de esas bandas que veían como al año siguiente tocaba pasarse a salas de mayor aforo. De esos muros nacieron grupos como Sobrinus o Buenas Noches Roses y de ella siguen surgiendo grupos tan buenos como esos, como por ejemplo los que nos ocupan.
Toda esta introducción viene al caso porque Siroco ha hecho una remodelación sensacional en sus instalaciones, incluyendo un escenario más espacioso, luminoso y alto pero también un sonido que ha mejorado todavía más (aunque nunca fue ese el problema de este club). Queríamos empezar aplaudiendo la iniciativa, justo ahora que a cualquier discoteca le da por montar conciertos en cualquier esquina.
Dicho esto nos centramos en la labor de Ender detrás de sus aparatos. Jorge, la persona que se esconde detrás de ese seudónimo, es un paciente compositor que lleva muchos años en esto, aunque despacito y con buena letra. Sus sonidos enmarcados en el IDM y ambient son realmente complicados de ser llevado al directo, por eso él mismo mentaba antes del concierto que su live show sería algo a medio camino entre el concierto y la sesión de un disc–jockey.
Antes de que sufriera con su portátil quedándose bloqueado en la parte final del set, nos sumergió en un enorme compendio de sensaciones creadas a partir de loops, teclados y secuencias. Las partes más melódicas nos dejaron una sensación excelente, pero las partes más ruidistas quizás quedaron poco vivas y algo repetitivas, probablemente debido a lo difícil de recrear por una sola persona. Sin duda, una propuesta diferente y digna de aplauso, pero todavía en pañales en su formato en directo. A pesar de que el portátil se averíe, Ender tiene que tener mucha cuerda todavía.
Los problemas no quedaron ahí y luego la guitarra de Fer de Emerge también quiso jugársela a los madrileños (primero una cuerda y luego un cable que no se quería cortar), pero en este caso no hubo que lamentar una mísera bajada de calidad. Emerge cada vez suenan mejor y más conjuntados, pero en este caso el ambiente cálido y respetuoso unido a un sonido perfecto de la sala llevó su concierto a otro lugar.
Es complicado entrar en mucha valoración y detalle sin caer en lo mismo que hemos comentado en tantas y tantas crónicas pasadas de Emerge, pero si es fácil hablar de que consiguieron atrapar a la gente con su sonido o al menos así en las primeras filas. Quizás en mucho más fácil con una ecualización perfecta de los siempre olvidados sonidos de cello y piano, que no siempre podemos disfrutar.
De nuevo presentaron su nuevo disco pero también volvieron a presentar los otros tres temas que tienen ya compuestos, que al mismo tiempo prometen que si bien la cuestión no va a ser tan hipnótica sí ahondara en pasajes mucho más experimentales dónde aparecen instrumentos como la trompeta, dejándolos cada vez más cerca de sonar a Tortoise que a Mono.
El otro día nos acordábamos de ellos para telonear a Mogwai y nos dieron la razón apenas dos días después. Viendo como hay tanto post-rock de tercera triunfando en los iPod de la gente se merecen un reconocimiento cuanto antes.