Últimamente muchos grupos optan por la rentabilidad y en vez de hacer giras europeas y mundiales se pasan al lado oscuro de los grandes festivales; que son un chollo especialmente en España, donde se pagan auténticas burradas de dinero en comparación con lo que se gana en un concierto en sala. Dicho esto, fue una grata sorpresa que …And You Will Know Us By The Trail Of Dead optasen en Barcelona llevar a cabo uno de los pocos conciertos no-festivaleros de su presente gira.
Con un retraso de unos pocos minutos unos simpaticones Trail Of Dead empezaron su actuación con una selección de varios temas con sonido muy guitarrero, incluso los decibelios pasados de rosca hacían dudar a cualquiera si ésta era la misma banda que el pasado 2006 presentó el mucho más melódico y alegre So Divided.
También metieron al principio bastante material del muy infravalorado Worlds Apart, un disco del que claramente la banda se siente orgullosa; justamente después de tocar Rest Will Follow al fin decidieron soltar algún tema de su último disco, que acertadamente fue una ración doble en forma de Naked Sun y Stand In Silence, que ambas con sus toques de puro rock coreable convencieron a todo el mundo de inmediato; curioso el dato que dijo la propia banda que era la tercera vez que tocaban Naked Sun en directo.
A partir de éste momento fueron especialmente destacable dos cosas: la primera, la asombrosa versatibilidad de todos y cada uno de los miembros de la banda: Piano, guitarra, batería… tres de los integrantes se iban turnando como quien no quiere la cosa, haciendo que entre dos o más canciones la formación del grupo pudiese ser radicalmente distinta. Servidor ha ido a algunos conciertos donde los integrantes se cambian a media actuación de instrumento, pero nunca jamás nada parecido a lo que se vio el pasado lunes, lo mejor es que todos dominaban como una seda los distintos instrumentos que tocaban.
El segundo hecho destacable es el enorme juego que incorporaba el tener dos baterías: los añejos temas de Trail Of Dead sonaban con más fuerza que nunca, y especialmente debo arrodillarme ante Aaron Ford, que se convirtió en un auténtico huracán destrozabaterías, pocos recuerdo con semejante potencia bruta suelta cual caballo desbocado (tendría algo que ver su muñeco de Mazinger Z dándole ánimos?); a pesar de que el grupo lo haya contratado de mercenario para la presente gira, más les vale atarlo bien atado, pues es un auténtico fenómeno.
Concreciones puntuales a parte el concierto siguió su curso entre más canciones hipnotizadoras de Worlds Apart y Source Tags And Codes; especialmente It Was There That I Saw You que abre el mencionado disco y una de sus canciones más conocidas por sus seguidores, desató la euforia general.
A ésta le siguieron un buen puñado de temas del Source Tags And Codes, demostrando el grupo que es consciente de lo mucho que la gente adora dicho disco, llevando el concierto desde un ritmo intachable hacia un clímax de auténtico éxtasis.
Otro momento esperpéntico fue cuando al tocar Caterwaul Jason Reece salió de su lugar en la batería para volver al puesto de vocalista dónde había empezado el concierto, y enloqueció totalmente abalanzándose hacia el público y pegar botes y haciendo el gamberro con el material del escenario cuál punk desfasado, tan sorprendente como divertido.
La traca final del concierto pre-bises se llevó a cabo con la fabulosa Will You Smile Again, dónde el grupo se alocó completamente con instrumentaciones alocadas a media canción (a destacar de nuevo el estupendo trabajo a la batería de Aaron Ford); y seguidamente recuperaron dos canciones de Madonna, su segundo trabajo de estudio.
El maravillado público no quiso dejar escapar la banda así como así, por lo que como regalo de despedida Trail Of Dead interpretaron la fabulosa Another Morning Stoner y otra canción a petición de los asistentes.
Fue curioso cuanto menos que de su último disco tan sólo tocasen dos miseras canciones (se dejaron Wasted State Of Mind en el tintero), aunque fue en favor de ofrecer un setlist con un sonido mucho más rockero y de directo. Como única queja al concierto podría objetársele que se sucedieron bastantes problemas de sonido durante el mismo, e incluso en algunas ocasiones la voz de Conrad Keely no llegaba a los tonos más agudos, pero fueron menudeces en comparación con la hora y media de disfrute hipnótico que ofrecieron estos chicos; desmadrados, con un montón de sentido del humor y reflexivos cuando conviene, todo un espectáculo para los sentidos.
