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Wilhelm & The Dancing Animals – The War of the Species

Wilhelm & The Dancing Animals - The War of the Species portada
Origami, 2012
Productor: Hans Krüger
Banda: Guille, Helen (Iñigo, Have, Josh, Kiko)

Géneros: , , , ,

7.4

Las cosas imperfectas suelen tener un atractivo particular. Esto es lo que ocurre con «The War of The Species», debut en largo de Wilhelm & The Dancing Animals; las canciones no son un tremendo alarde compositivo y las voces a menudo no se ciñen a los cánones de lo que se considera armónico o agradable. Pero resultan instantáneas, explosivas y encapsulan una forma de pop-punk que nos suena fresca, quizá más que por novedosa, por propia definición.

Si coges este tono jovial y lo arropas con temática natural, instrumentación orgánica, melódica, mandolina, panderetas, etc. el resultado es un pop-punk-folk muy colorido y juguetón. «The War of the Species» es una sorpresa en sí mismo y también porque ya conocíamos a Guillermo, 50% de la banda, de Antigua & Barbuda (proyecto que ya se ha movido en aguas lo suficientemente expansivas dentro del post-hardcore). Cabeza pensante del proyecto, añade a Helen como contrapunto femenino que ayuda a aportar diversidad en los juegos vocales.

Esta riqueza de background es la que hace posible que «Elephants» sea una suerte de himno hardcore de guardería, con esos gritos y coros a propulsión. Se trata de uno de los temas más agitados en un disco lleno de canciones directas, ya sea con ecos a los The Cure más poppies en «Finisterre» o de Arcade Fire en «All Along» y con ecos al sensitivo power-pop de Lukestar a los cuales ya versionaran.

Algunas de las mejores bazas ya nos las desgranaron en su EP previo, como «Twice Alone» o «Ten, Go!». Con su deliciosa acústica, nos conduce hasta una épica natural que les entronca puntualmente con Sigur Ros. La combinación de ese griterío vocal de Guillermo con los melódicos y dulces coros de Helen son una buena razón para que la mezcla funcione tan bien.

Podemos hablar del cruce de géneros que sea, pero el disco no se sostendría sólo apoyado en esa fórmula de no ser por los matices, por los momentos psicodélicos de «The Mighty Lions», por esa palpitación rítmica de «Wake Up» entre la rabia y el placer o el tono post-hardcore de «Bulls Revenge».

Urgentes y ávidos por sembrar su pequeña revolución amistosa en el indie nacional, lo cierto es que han encontrado su hueco y una personalidad distintiva a la primera.

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1 de enero de 2012