Una vez dado el gran salto a la popularidad con White Blood Cells, los hermanos? White vuelven a la carga con una nueva vampirización de garage-rock´n´roll añejo, estilo que curiosamente les hace ser uno de los grupos considerados más cool del panorama alternativo. Aquí se empezará a decidir si eran un hype como muchos pensaban o sobrevivirán a la nueva moda de grupos retro entre los que se encuentran también Strokes, BRMC, Libertines, Mooney Suzuki o Datsuns.
La receta como era de esperar, no cambia en exceso y de este modo podemos encontrar grandes temas repletos de energía, como el single de apertura, Seven Nation Army, con voz débil y bombo a piñón fijo, donde la verdadera importancia reside en los espectaculares riffs de guitarras hipnóticas. Como hipnótico es el video, ejemplo de como hacer algo bueno con pocos medios y jugando con los «colores corporativos» de la banda.
Del lado más punk-rocker tenemos Black Math, r&r acelerado, en estado puro, chulesco, con actitud… impecable. El cambio a tempo más lento crea un atractivo efecto en el ecuador para retomar de nuevo el protagonismo las chirriantes y entrecortadas guitarras. En esta onda adrenalínica se sitúa también Girl, You Have No Faith In Medicine, otro de los temas más dignos, donde Jack se muestra gritón y con pose de rockstar, con parones de ritmo para hacer gritar sus cuerdas.
Igualmente efectivo resulta The Hardest Button to Button marcado por el registro más nasal de Jack. Directa y escueta. Y otro de los puntos álgidos es la bailonga Hypnotize, sucesora directa de Fell In Love With a Girl, quizá el momento más instantáneo del álbum, marcado por un riff muy pegadizo que en principio puede incluso recordarnos a Nirvana para sumirnos de nuevo en el rock and roll. Y más rock, esta vez de corte setentero encontramos en Little Acorns, que comienza con un speech sobre piano para seguir un riff muy metálico, deudor de Black Sabbath, un gran tema de rock ácido.
A medio gas tenemos piezas como I Don´t know What to Do With Myself, que comienza como balada y que toma tintes rockeros en el estribillo o Ball In Biscuit, blues-rock que podrían firmar desde los Stones a cualquier banda americana de rock polvoriento. A resaltar las chirriantes guitarras (una vez más) que no hacen sino evidenciar que el 90% del talento del grupo reside en Jack White. El corte continua de nuevo con un despliegue de riffs «sonido licuadora», lo cual puede caer un poco en el tedio.
En definitiva, Elephant es un disco revivalista que sin innovar en exceso, parece crear un compendio de lo que fue el rock entre los 50 y los 70, con una marcada querencia a los aires sureños, desde Detroit, su tierra natal, hasta Memphis. Aun así y a pesar de que el disco se muestra variado no resulta tan fresco, se echan en falta melodías más pegadizas y algo más de garra, lo que si tenía su predecesor. Por otra parte, Meg debería aprender a tocar la batería un poco mejor y a tomar más el micrófono lo que podría mejorar con mucho el resultado final.