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Wavves – Afraid of Heights

Wavves - Afraid of Heights portada
Mom & Pop, 2013
Productor: John Hill
Banda: Nathan Williams, Stephen Pope

Géneros: , , ,

7.0

La carrera musical de Nathan Williams ha sido cuanto menos curiosa. De grabar inconclusos temas de ruidismo lo-fi y surf marcianos, a refinar la fórmula hacia un pop-punk con vestigios psicodélicos, pronto empezó a tener tanto nuevos fans como gente que se descolgaba con su avance hacia la normalidad. En su EP previo, las melodías cobraban cada vez más vigor dejando más patentes ciertas inspiraciones. Dinosaur Jr, Nirvana, Weezer y Green Day componían un poker que sonaba muy agradable a los creciditos amantes de los 90 y seguramente resultara tan efervescente para los adolescentes de hoy en día como los discos de la época de aquellas bandas.

Parecía que el músico, en su afán tan intrascendente de hacer canciones sencillas, estaba destinado sólo a la gloria. Sin embargo «Afraid of Heights», pese a su cierta cuota de himnos, nos muestra una cara más plana y aburrida de su música, en la que cada vez hay menos locuras y menos de esos encantadores ejercicios lo-fi que siempre adornaron su propuesta. Menos riesgo, lo que hace el título del disco más apropiado. Si hablamos de madurez para aquel chaval que salió puestísimo al escenario en un Primavera Sound puede sonar bien, pero para sus canciones no lo es tanto.

Pero vayamos con lo bueno. «Afraid of Heights», el tema, es un himno que pese a sus notables deudas, saca la cara más gloriosa del rock alternativo, aligerando el grunge con la melodía de los primeros pasos de Rivers Cuomo y una estructura potentísima que no flaquea ni en estrofas ni estribillo. Parecido pasa en «Demon to Lean On», donde unas castañuelas son el único punto exótico de un perfecta asimilación de la vena más pop de Kurt Cobain, en la que que cabe tanto la oscuridad de los de Seattle como los arranques surferos.

Y es que ahora que las melodías son su campo de juego, da la impresión de que en este disco las tenían buenas pero no suficientes para un larga duración (se trata de su disco más largo, aún no siéndolo). Encontramos que curiosamente temas más relajados como la meditativa y orquestada «Dog» y «I Can’t Dream» o la psicodelia perdedora de «Everything Is My Fault» ganan enteros sobre el lado más Green Day de «Lunge Forward» y «Gimme A Knife» o el garajero de «Beat Me Up» y «Paranoid». Temas correctos, pero sin gancho especial, por mucho que los inunden de coros, una obsesión que no siempre funciona. El single «Sail to the Sun» es la única gran vencedora en esta categoría del pop-punk acelerado.

La verdad es que a veces parece que Williams se haya metido tanto en la piel del maldito Cobain (las letras de perdedor adolescente incluso se permiten algún calco), que llega a parecer paródico aún cuando el resultado son temas decentes como «That’s On Me». Y para rematar, cuando da la sorpresa y se sale de su registro, lo hace en forma de guiño a bandas de pop mayúsculo como The Vaselines o The Bats en «Cop». Algo gracioso y que no le queda mal, pero para lo cual ya están Veronica Falls. En ocasiones como esta, todo apunta a que toca dar un paso hacia atrás y encontrar un desvío mejor.

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1 de enero de 2013