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Superchunk – What a Time to be Alive

Superchunk - What a Time to be Alive portada
Merge, 2018
Productor: Beau Sorenson
Banda: Mac McCaughan, Laura Ballance, Jim Wilbur, Jon Wurster

Géneros: , , ,

7.5

Superchunk ya no están en la típica edad para un grupo de rock de rebelarse y ser combativos. Tampoco han sido nunca una banda tremendamente política, con lo que era de esperar que esta segunda juventud de los de Chapell Hill fuera más feliz y contemplativa que nunca. Pero si «Majesty Shredding» supuso un regreso luminoso y «I Hate Music» estaba marcado por la sombra de la muerte de seres queridos que marca forma inevitable a la madurez, «What a Time to be Alive» es toda una lección de cómo llevar una música divertida al terreno más sarcástico ante el desquiciado gobierno de Trump.

Hacer un disco «anti-Trump» no es algo especialmente arriesgado, pero el enfoque del cuarteto no es del todo obvio, pues más que un disco de protesta al uso, está lleno de reflexión y paralelismos con un pasado que acompañó y mucho a su generación, la del hardcore y el rock alternativo americanos. No extraña nada esa «Reagan Youth» relatando esos tiempos oscuros que muchos no contaban con que volvieran. Y algunos retazos de hardcore como «Cloud of Hate» donde parecen directamente los Bad Religion del «Suffer».

Pero al mismo tiempo la banda ahonda en el pop algo más canónico. Por ejemplo, «What a Time To Be Alive» abre con un ritmillo que suena a revival post-punk de los 2000 y mediante coloridos teclados y panderetas ofrece una festiva y ‘coachellesca’ visión de lo jodido que está el mundo. Aunque la mayor sorpresa en este aspecto viene de «Erasure», un pluscuamperfecto tema pop muy mediatizado por el teclado, que además cuenta con coros de todo un Stephin Merritt (Magnetic Fields) y Katie Crutchfield (Waxahatchee), un contraste muy especial para una formación que siempre hizo gala de una fórmula encantadora pero bastante monocroma.

Es cierto, no estamos en 1993 y donde antes había ansiedad y víscera, ahora hay más cerebro, pero eso no impide que la mayor parte del disco sean guitarras que queman y cortan con un Mac McCaughan furibundo sobre ritmos hardcore como en «Lost My Brain» y sobre todo consiguiendo sacar sensaciones positivas del mal rollo como en «Dead Photographers». Y de algún modo entre todo eso, triunfa lo más simple. Imposible quitarse de la cabeza el puente «emo» y el estribillo de «Bad Choices» o ese cruce de guitarras post-hardcore y twee que es «All For You».

La verdad es que mucho me estoy alargando para decirte lo que ya sabes si conoces a Superchunk. No te han defraudado hasta ahora y aunque «What a Time to be Alive» está lejos de ser su obra más palpitante, es bastante improbable que lo hagan ya.

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1 de enero de 2018