Hay veces que a uno se le hace difícil la tarea esta de poner en palabras lo que oímos. Este es uno de esos casos, como viene siendo costumbre con los discos de Standstill: se analizan mejor con el tiempo. Así que contamos con que el jugo que se le debe sacar a «Vivalaguerra», la última entrega de los de Barcelona, no se le saca en dos o tres meses por mucho que no haya dejado de sonar en nuestros reproductores de cd y mp3.
Standstill se ha venido caracterizando por un continuo salto estilístico entre un disco y su predecesor, siempre contando con alguna influencia permanente de sus bandas de cabecera (véase At The Drive-in y The Mars Volta o Tortoise como ejemplos). Así que este cuarto largo no rompe para nada su trayectoria. Y es que la gran virtud de la banda, y la que debería ponerles de una vez por todas en el peldaño más alto de la música nacional, es su gran empeño por innovar y reinventarse de una manera tan radical a cada entrega que lanzan.
En este caso, el paso evolutivo nos trae un disco menos oscuro y algo más feliz, de sonido mucho más acústico, envolvente en las guitarras (sin apenas distorsión), ruiditos varios y con una mejora realmente increíble en la voz de Enric. Además de eso, tenemos otras facetas continuistas de su predecesor «Standstill» como la sofisticación en los tempos o esa faceta única de Enric consistente en crear letras tan «casuales», por decirlo de alguna manera, que sin embargo esconden gran carga emocional.
«Vivalaguerra» es un viaje continuo al que, por sacarle algo malo, se aturullan un par de canciones de estilo similar. Dicho viaje empieza con «1, 2, 3 Sombra» que sirve de introducción (ojo al curioso retoque de voz) y sigue con dos canciones que teníamos bien oídas gracias a los adelantos por MySpace. Primero, «¿Por Qué Me Llamas A Estas Horas?» pone el listón altísimo, ya que estamos ante una de las mejores canciones que han parido los barceloneses: rápida, melódica, repleta de efectos y aderezada con una letra y un chorro de voz espectaculares. Después llega una de las notas negativas del disco, para «La Risa Funesta», que finalmente han retocado y recortado, perdiendo así mucho fuelle. Si no hubiéramos escuchado la versión previa nos encantaría, pero al haber conocido la versión primeriza se nota que a la final le falta pegada y que la producción no ayuda en nada.
Las siguientes tres canciones nos llevan a un terreno mucho más acústico y es en el que la pegadiza letra nos atrapa y la mejoría de la voz de Enric queda demostrada de pleno. Primero la tranquila «Aire» con un Piti a la guitarra pletórico nos cuenta una historia de amor a primera vista en una gasolinera. Las posteriores «Noticias del Frente» y «Víctor San Juan», muy similares entre sí, sobre todo en el inicio protagonizado con el juego que dan la acústica y voz. La primera de ellas destaca sobre todo por una parte final colosal en la conjunción bajo y piano, y la siguiente por la espontanea y pegadiza letra, las palmas «rumberas» (por algo son fans reconocidos de Los Chichos) y por una segunda mitad de canción mucho más en la linea de los Standstill del disco anterior y de «Memories Collector» (amén del final en clave de reggaeatón.)
Algunos de los momentos más interesantes llegan con las próximas canciones. Primero con «1, 2, 3 Sol» (que también teníamos oída hasta la saciedad) es el mejor ejemplo de que en este disco Enric (su voz y lírica) está en plena forma, con una letra pegadiza y bella a partes iguales. Además siguen explorando sonidos nuevos con una música entre la acústica de la guitarra y la percusión con teclados preciosistas de fondo. Por contra, si tenemos que decantarnos por elegir el tema más flojo del álbum, este sería «Yo Soy el Presidente De La Escalera», original en la letra pero excesivamente lineal con respecto al resto del disco. A pesar de todo sirve de respiro entre dos de los mejores temas, ya que «Si, Quiero» es el otro gran momento del disco. De nuevo Enric a la voz, arropado por una preciosa melodía de guitarra continua, destripa una enrevesada historia de rutina y reencuentros. De nuevo, geniales.
El final (como ellos mismos dicen en la letra) se avecina con «El Porqué De Hablar Sólo», penúltima canción, que de nuevo perfectamente podría formar parte de uno de sus dos discos anteriores. Para finalizar, la «La Mirada De Los Mil Metros» vuelve a poner el listón por las nubes con un comienzo 100% The Mars Volta, una especie de conversación cotidiana entre Enric y un espontáneo conocido y un final simplemente emocionante gracias a la voz de Enric y los coros sabiamente utilizados.
En este caso ni siquiera deberíamos molestarnos en decir que ya no hacen hardcore, ya que tampoco hacen posthardcore, ni post rock. Ni se parecen a The Mars Volta, ni a Tortoise, ni ahora se parecen a Radiohead… Es hora de decir que suenan a Standstill, una banda a la que hay que conceder el mérito de que usen el estilo que usen para sus discos nunca fallan y siempre lo hacen a la perfección. Sólo nos queda rendirnos a la evidencia de que «Vivalaguerra» es más que el mejor disco nacional del año, es el mejor disco del año y punto.
