Tal vez el post-rock esté muerto. Y tal vez Efrim Menuck haya ido tomando consciencia de esto ya que desde que cerrara el ciclo con GY!BE, su nuevo proyecto no ha dejado de avanzar en el aspecto vocal. «Kollaps Tradixionales» es un paso más en el que el músico utiliza su voz para expresar emoción. No sólo las letras, la propia voz, entre desolada, asqueada o histérica, según toque, dice mucho. Es normal por tanto que este conjunto de canciones se halle más cerca de un folk-punk psicodélico y épico que de lo que comúnmente entendemos por post-rock.
Art-rock es una etiqueta válida también. Porque los diferentes pasajes de una apertura como «There is a Light» valen tal calificativo. Y es que encontramos desde desolados fragmentos instrumentales afectados por el blues, hasta momentos de crispación vocal y orquestal, hipnóticas y oscuras nanas en tiempo de guerra e incluso profundos acercamientos al mejor Bowie (a ver a quien no recuerda la parte final a «Five Years»). Sus quince minutos dejan tal sensación que nos parece haber acabado de escuchar un disco completo cuando la cosa apenas ha empezado.
Porque el carrusel emocional coge revoluciones entre electricidad y agitados violines en la impenetrable psicodelia de «I Built Myself A Metal Bird» en la que la voz de Menuck es, por mucho que suene a tópico, un instrumento más. No adorna, no remarca, más bien al contrario, resulta molesta y, de este modo, efectiva para transmitir el mensaje de mal rollo pre-apocalíptico que los canadienses quieren transmitir. Conectada temáticamente por el título, «I Fed My Metal Bird The Wings Of Other Metal Birds» ofrece la réplica experimental que destaca en un disco de estructuras más clásicas, aunque vuelva a derivar en la negruzca histeria de violines.
Llega después la trilogía relacionada con el título del disco. En la primera parada se nos descubre una peculiar balada folk, hermosa y apuntalada por los violines, aunque sin perder el tono de amenazadora inquietud que aumenta además con la escasa y espaciada percusión. El segundo acto muestra un número muy bonito con fuerte presencia vocal de un Efrim con ascendencia a Frusciante y coros. La tercera parte la marcan la electricidad, el exotismo y una percusión de aires tribales que crea un clima muy poderosos que quedaría bien en un disco de cariz stoner.
El cierre, como el comienzo, es otro tortuoso periplo por diferentes estados mentales, comienza plácido y sostenido pero asciende en tono y describe una progresión bastante normalizada hasta el ecuador. A partir de aquí más o menos la voz pasa de la sugerencia y la enunciación a la demanda y levanta su voz quejumbrosa, esa que a muchos puede parecer insoportable. Pero fundamentalmente canta, parece que entre la esperanza y el cinismo o tal vez ambas.
Mientras muchos giran en torno al post-rock bonito que tanto se lleva en el mundillo indie, Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra regresa con otra ración de drama, gravedad y paranoia embebidas en psicodelia. Agónico y muy poco complaciente «Kollaps Tradixionales» posiciona a la banda como un grupo más compacto de lo que parece (ahora son quinteto) de rock psicodélico, por mucho que lo sean de un modo más sutil y poético que Mars Volta, Trail of Dead o Black Mountain. Hacen ruido, experimentan, inducen a viajes, muestran un discordante mensaje político y continúan rompiendo barreras con sus aciertos e imperfecciones. Vale la pena que sigan en ello.