En unos tiempos como los que corren en donde estamos empleando el término garage por encima de las propias posibilidades de éste, los australianos Royal Headache han decidido dar un paso hacia un lado y separarse de dicha etiqueta. De este modo dejan atrás ese saco en el que se les metía junto a bandas como King Tuff o Ty Segall, con las cuales pueden compartir algo del sonido enguarrado y aguerrido del garage-rock actual (más en su notable disco de debut), pero de las que se han separado sustancialmente en su nuevo álbum. En «High» notamos al cuarteto seguro de sí mismos y del camino a tomar para explotar sus características más personales, y esa búsqueda comienza con el sonido algo más pulido que desprenden estas nuevas canciones, y termina con un apartado vocal magníficamente explotado, dejando a Shogun en los puestos de honor en lo que a vocalistas punk se refiere. Su deje soulero derrocha poderío por todos los costados en los medios tiempos y las baladas (sí, aquí hay mucho amor y desamor del bueno), pero no cede ni un centímetro de clase y elegancia cuando el cuarteto se acelera, convirtiendo así el Lp en un exhibición de variedad y condiciones vocales.
Lo que encontramos en «High» es ante todo un ejercicio de punk. Se le podrá denominar punk rock en algunos momentos, garage punk en otros, y punk’n’soul en la mayoría de ellos, pero lo que está claro es que aquí las archiconocidas cuatro letras que dieron nombre a una etiqueta universal a mediados de los 70′, son el espíritu que lo impregna todo. Da igual que sea en su vertiente más cercana al 77′ («Garbage», «Electric Shock»); recordando a The Buzzcocks y The Nerves cuando sacan su vena más poppie («Need You», «Another World»); o acercándose a precursores de estos como The Jam. Da lo mismo que sea utilizando las formas y modos que emplearon The Replacements en los 80′ norteamericanos («My Own Fantasy», «High»); o mirando de reojo los matices indie lo fi de formaciones como Guided By Voices o Superchunk. Royal Headache son herederos de todos ellos, pero como buenos rara avis australianos que son, le imprimen su propio sello y carácter a todas y cada una de las diez canciones de éste, su segundo Lp.
Ya sea como The Thermals en algunos momentos, o como Gaslight Anthem y The Menzingers en otros (por decir algunos grupos actuales), Royal Headache tienen unas influencias claras y comunes. Sin embargo, aquí hay un elemento diferenciador, un algo en su propio ser que los convierte en menos accesibles a la vez que presumiblemente más atemporales y duraderos. Si no los conocías ya estás tardando en irte corriendo a escuchar la enormidad de ese single llamado «Carolina», que tan bien sintetiza toda esta parrafada.