Cogiendo elementos de aquí y allá para crear su propia mezcla, a Perro podríamos definirles como la banda que llegó en el momento justo de aprovechar el tirón del indie nacional más freak (sobre todo de las escenas valenciana y gallega) para llevarlo a un nivel más melódico. Un logro no premeditado que les llevó a ser el exponente murciano de esta escena y figurar en festivales de corte pop indie en los que solían poner la nota discordante y disonante.
Dicho fenómeno nos temíamos que no iba a durar y estamos a punto de averiguarlo, porque «Estudias, Navajas» es un disco de perfil mucho más discreto que «Tiene Bacalao…». Los sintetizadores que tanto marcaron su sonido han perdido peso y lo ha ganado un tipo de indie-rock y punk-rock quizá menos chocante y algo más reminiscente de sus «Singles Brasileñas», pero que a cambio nos entrega mejores canciones en conjunto y un aumento de la tensión y la velocidad.
La rareza persiste en Perro, pero son los cortes más directos los que impactan de primeras. La fiesta la ponen las melodías y estribillos de «Falso Techo», «Nueva Mufasa» o «Jordi Huertano», que rezuman aires noventeros. Ahí está la distorsión agradable, los bajos resonantes y la épica de la sencillez punk-rock convertida en experiencia emocional. Sólo que Perro nos harán cantar frases sin aparente sentido, eso no cambia. Tampoco sus ritmos alocados, siendo clave esa «Rencor Sabadell», que no puedo definir mejor que como un cruce de Pavement con Betunizer.
Precisamente de los valencianos pensábamos que el disco iba a tener mucho más tras escuchar ese desquiciado y oscuro «OLRAIT», tal vez una pista falsa. No obstante, la podamos emparentar con la obsesiva «Martillo» o los ritmos que protagonizan un comienzo de disco abrupto y no para todos los oídos. Por otro lado, Perro se acercan al punk-rock más directo con un par de temas que los ponen en onda con bandas como Biznaga. Estas son «Azul Mayoría Absoluta», que porta el nombre del disco y la aullante «La Factura de la Luz», ambas con cierto cariz más político.
Puede que «Estudias, Navajas» no cuente con un hit festivo a la altura de la «Marlotina» de su obra previa, pero en sus marañas ruidosas hay que buscar la verdadera adicción. La explosión instrumental de «Papi Papito Ñam Ñam» y la psicodelia más inyectada en sangre que fumada de «Droga Porro» («coca colaaaa, no le mires a los ojos» será de lo más coreado en directo) son dos de las armas más cortantes de «Estudias, Navajas», un disco raro en muchos sentidos; altos contrastes, temas de enganche fácil y otros que te harán desear abandonar la escucha de primeras. No lo hagas y disfrutarás de una banda que ha acentuado su intensidad en general.