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Pavement – Crooked Rain, Crooked Rain

Pavement - Crooked Rain
Matador, 1994
Productor: Pavement & Mark Venezia
Banda: Stephen Malkmus, Scott Kannberg, Bob Nastanovich, Steve West, Mark Ibold

Géneros: ,

9.2

Si hiciéramos una lista de segundos disco «confirmación», a buen seguro que este «Crooked Rain, Crooked Rain» figuraría muy alto. Una de las obras cumbres del indie de los 90, tal vez la mas tardía de las realmente influyentes, ya que Dinosaur Jr, Sonic Youth o Pixies se les adelantaron unos años. Aquí, Pavement comienza el camino hacia el refinamiento de sus maneras, manteniendo intacta la transgresión e incluso llevándola más lejos.

Los amantes de «Slanted & Enchanted» tendrán la continuación de ese sonido caótico a la par que rozando la perfección melódica en himnos de pop ácido como el marco de apertura establecido por «Silence Kit» y «Elevate Me Later». La sucesión de sonidos anómalos y distorsiones lo-fi conducen desde el tono perezoso al distorted-pop en el que los instrumentos se suceden a cuidadoso contratiempo y los coros se muestran orgullosamente imperfectos.

En general el disco pierde un poco en distorsión para acercarse a una faceta más melancólica. Así sucede en la balada sui generis que sería «Stop Breathing», calmada y folkie, en donde los músicos se muestran más comedidos. O así es hasta que llega el momento de que la delicada y tintineante guitarra se sumerge en una espiral de noise hipnótico y controlado. También reposada, aunque compleja en estructura es la escurridiza «Newark Wilder». Parece que la banda cultiva un nuevo tipo de excentricidades alejadas del punk de sus inicios, aunque mantiene su querencia por los interludios instrumentales en «5-4=unity», donde se junta psicodelia de pianos, tropicalismo y ritmos de jazz extraño.

Parte de esta especie de madurez resacosa que Pavement empezaban ya a vivir era sin duda debida a su éxito que comenzaba a trascender el underground. En este marco hay que entender por ejemplo la melancólica «Range Life», en cuyas letras divagan un poco de todo, llegando a bromear con estrellas del rock del momento como Smashing Pumpkins o Stone Temple Pilots. Guitarras clásicas, de tono casi country y Malkmus prácticamente hablando. Un vídeo en el que podemos ver a los elementos de la banda durante su estancia en cierto festival estadounidense.

La sorpresa la dan temas en los que alcanzan su cenit melódico, incluso atreviéndose Malkmus a cantar un poco más propiamente. Arrebatadora es la belleza de «Gold Soundz», power-pop mayúsculo que sedujo a una generación indie consiguiendo ensamblar su desidia con un sentimiento vitalista. Divertido vídeo sobre todo para ellos, donde hacen el ganso vestidos de santa klaus. Incluso más luminosa es «Cut Your Hair», que entre coros poppies ironiza sobre la situación de la escena musical donde importan más las pintas que la música, con grandes dosis de humor y surrealismo y de nuevo un vídeo a juego donde la banda vive curiosas experiencias en el barbero. Desde luego no puede decirse que no se lo pasaran bien. Como lo complaciente raramente cabe en estos Pavement, puntuales arrebatos punks y disonancias repentinas dan un toque que siempre se sale de lo lineal por alguna parte.
Muchos podrían argumentar que este segundo disco es en realidad el más completo de Pavement, ya que también tenemos momentos desbocados y de nota. El momento más punk del disco lo pone «Unfair», un tema que hasta a Kurt Cobain hubiese gustado interpretar. En la rabia de sus riffs cargan las tintas contra algo que consideran injusto en su país, el tema norte-sur al que ya hicieran referencia en su debut. Lejos de la denuncia explícita abordan con grandes dosis de sátira y elegancia el dinero que el estado gasta en el estado de California mientras el norte de EEUU se pudre.

Y sin duda en esta categoría debemos encuadrar el número noise por antonomasia, la efectista rareza de «Hit The Plane Down», donde la anarquía sonora y vocal se apodera de los altavoces mientras Malkmus desvaría al grito de «Derriba el avión, no hay supervivientes». Cualquiera sabe lo que la tijera de la moral estadounidense le haría a este tema hoy en día. El ritmo está marcado por el bajo, mientras la batería va un poco a su bola y la guitarra se muestra estridente. Todo rematado con coros o más bien gallos, grititos esporádicos, superposiciones vocales, sirenas, voces megafonadas, etc. El como esta mezcla logra ser tan atractiva es todo un misterio.

La influencia del Lou Reed más anestesiado se deja notar en «Heaven is a Truck», uno de los temas menos inspirados, aunque interesante con su toque piano. Y es que difinitivamente, lo que nos daba «Crooked Rain, Crooked Rain» eran muestras de que Pavement se encaminaban lentamente hacia un cierto clasicismo, como dejan patentes los ecos de Bowie en el bello cierre de «Fillmore Jive». En este, el tema más largo del disco hay también deudas más típicas a los Sonic Youth más relajados con un sonido mucho más épico aunque no exento de la confusión sónica marca de la casa.

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1 de enero de 1994