La de Notes to Myself es una de mis grandes deudas musicales del pasado año (a nivel de reseñar, me refiero). Bajé el disco seducido por las influencias de este grupo malagueño y, sin darme a su escucha con el entusiasmo con el que abordaría seguramente un disco de Sonic Youth, Built to Spill, Mogwai o The Get Up Kids, sus canciones fueron calando en mi con firmeza y serenidad.
He de reconocer que fue «No One Ever Did» la culpable de que mi inicial apreciación por el gusto de la banda se tornara en mucho más. Indie-rock de componente etéreo que me recuerda a los mejores tiempos de Built to Spill, melancolía con punto optimista al mismo tiempo, sentimiento y cierta complejidad instrumental, un gran estribillo… Y es que la facilidad con la que el grupo se mueve del indie-rock al emo pasando por ambientes de post-rock y shoegaze es pasmosa.
Así me sorprendería finalmente encontrando otros hits, el más obvio «Radio Never Plays Our Favourite Songs» un rejuvenecedor hit de emo destelleante. Si, es el momento más pop, pero el grueso del indie nacional debería rendirse por ejemplo ante «1989» con sus escurridizas melodías instrumentales inundando las vocales. Tensión y urgencia hacen de este tema algo sobresaliente.
La creación de ambientes se les da muy bien, como antes nos había demostrado la introductoria «Waking with the Wolves», donde no vimos los lobos pero sí el amanecer. La mañana ya se despereza lentamente en la shoegazer «After Sunrise» y los sentidos se debaten entre la calma y la inquietud. «A Night At Anthony’s», portadora de cierta épica, se convierte seguramente en el momento más optimista y épico del disco y su sencilla escalada post-rock culmina con un divertido cierre que recuerda a Modest Mouse.
Para la recta final queda la meditabunda «Cloud Shade», casi una nana al estilo indie. Tiene pinta de despedida, pero aparece inesperado el juego de batería que da paso al trepidante clima de guitarra de «Rojo Cielo». La banda consigue así construir un cierre en el que la electricidad y las voces etéreas reclaman el peso que tienen en el conjunto del disco.
Notes to Myself son lo más parecido en terreno musical a una estrella fugaz. Han aparecido en el cielo de la noche para deslumbrarnos con su fulgor, pero sólo a quién haya querido o sabido mirar. Ese momento pasó (la banda se separó sin ver el disco físicamente editado) pero el clímax de la supernova ha sido captado fielmente en este «Waking With The Wolves». Disfrutemos pues de la astrología sonora.