Inevitablemente conocidas como la banda de las hijas de Ramón Rodríguez (The New Raemon, Madee) es obvio que Mourn se han beneficiado de un entorno familiar curtido en el negocio musical. Así, han llamado a varias puertas y el sello estadounidense Captured Tracks (Mac de Marco, Beach Fossils, Wild Nothing…) ha respondido. Editarán el disco a comienzos de 2015 pero el fichaje y los singles previos ya pusieron Pitchfork mediante, a todos alerta.
Y el fenómeno es curioso porque estas chicas y chico practican un rock alternativo de puro corte noventero. Guitarras de aires grunge, voz desafiante al estilo del punk riot grrrl y melodías que llevan el indie al lado más oscuro y rockero, como una versión más convincente de fenómenos que ya tuvimos cuando el rock alternativo se puso de moda (¿te acuerdas de Deviot?). Pese a su juventud lo cierto es que las catalanas muestran una fiereza y acidez notable que nos hace pensar en referentes como PJ Harvey o Sleater-Kinney en una paleta de franela pura donde tampoco faltarían iconos como Nirvana.
O sea que el ejercicio de estilo ha llegado a convencer hasta a un sello americano. ¿Pero qué hay de las canciones? Las hay buenas oscilando entre el notable alto de singles tan potentes como «Otitis» o «Dark Issues», como unas Savages que se encuentran con Yeah Yeah Yeahs y se van a comprar camisas de franela. Con todas las imperfecciones derivadas de su inexperiencia, Mourn consiguen en estos temas con alma de hit grunge sonar con una autenticidad que seguramente se desmontaría al comprobar su realidad cotidiana en la Barcelona de 2014.
Aunque corto al extremo, el disco bordea la sensación de monotonía a base de riffs en tensión y tonos grises de frustración adolescente. Afortunadamente levanta el ánimo con los aires algo más optimistas de temas como «Marshall», cuyas guitarras recuerdan a una «Jane Says» agitada o esa «Squirrel» que nos hace acordarnos de los entrañables Fromheadtotoe. Y es que no hay que olvidar que en cuestión de grupos de rock alternativo de chicas, Barcelona también ha tenido su cantera.
Como siempre sucede con estos casos, unos se entusiasmarán y otros cuestionarán la suerte un tanto aleatoria de la banda. Sí, a nosotros también nos gustaría que en Pitchfork aparecieran Santa Rita, por ejemplo. Pero si con este estilo de música una banda joven tiene un hueco en los altavoces internacionales del indie, bienvenidas sean ellas y su muy disfrutable debut, que no es una maravilla pero puede ser un buen primer paso.
