/Reseñas///

Melvins, The – Nude With Boots

Melvins
Ipecac, 2008
Productor: Tosh Kasai
Banda: Dale Crover, King Buzzo, Jared Warren, Coady Willis (Tom Hazelmyer )

Géneros:

8.2

Este disco de los míticos y seminales Melvins nos presenta a una banda experta y con un sonido accesible (para ser ellos) en la onda de su anterior (A)Senile Animal. 11 canciones en las que indagan en su sonido clásico de siempre, quizás con un sonido más hard-rock setentero y no tan metal, ni experimental, ni retorcido como nos tenían acostumbrados. ¿Será la edad?

Para abrir el melón nos encontramos con The Kicking Machine, que instrumentalmente puede recordar a los Led Zeppelin más eléctricos. En Billy Fish se aprecia el retorno de los Melvins de siempre con ese sonido lento y pesado que ha creado escuela en el mundo del sludge, stoner y el grunge más metálico, eso sí, con un regusto melódico muy en la línea de Houdini. Éstos abuelos desquiciados de la «escena de Seattle» se explayan en Dog Island con más de siete minutos de duración, lenta, pesada y machacona…vamos, sonido Melvins 100%.
Dies Irae es un tema instrumental bastante oscuro, cercano al sonido de sus paisanos Earth…¿o es al revés? Suicide in progress es otro tema que recuerda en el comienzo al hard-rock setentero más vigoroso, para desacelerar y dar paso a la «calma tensa» tan típica de la banda. De lo mejor del álbum. En The Smiling Cobra endurecen el sonido, con un gran trabajo de las ¡dos!baterías. Nude with boots, el tema que da nombra al disco, hace gala de un sonido más accesible y rockero, no tan pesado y oscuro como de costumbre y más centrado en la canción en sí y no en rollos experimentales.

A continuación vienen dos temas muy cortos, la instrumental y atmosférica Flush y la guitarrera The Stupid Creep. The Savage Hippy es un corte muy en la línea de una banda que tampoco es que haya dado grandes cambios a lo largo de su amplia trayectoria y como ejemplo de esto el tema que cierra este Nude with Boots, la experimental It tastes better than the truth, un caótico y desgarrador final, que puede recordar a la manera de cerrar Houdini.

En definitiva, regreso por la puerta grande de unos veteranos en plena forma, que parecen últimamente apostar por sonidos más tradicionales y menos enrevesados, en la onda de sus discos más célebres de mediados de los noventa. Si van a seguir así, que no se les ocurra jubilarse, que nos quedan abuelos por mucho tiempo.

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1 de enero de 2008