Sorprendente es cuanto menos la evolución de Margarita desde aquel divertido, loco y punk «Parque Mágico». Allí el cuarteto nos hacía ver mil colores supersónicos y escupiendo a velocidad de centrifugado incomprensibles histerias en inglés. «Explota el Cuerpo» desde luego nos descubre una realidad bien nueva para la banda. Como ya ocurriera con sus compañeros en Bcore, Charades, Margarita se ha dejado llevar por los coros surf y las melodías hipnóticas, por el universo de Animal Collective, Coconot, Abe Vigoda e incluso Vampire Weekend. También por las letras en español, por una vitalidad basada más en el deleite del transcurrir que en la fiereza y la disonancia de antaño.
«Crudo y crema» pone el punto inicial como inmejorable single, melodías agradables de voz cálida alternadas con disgresiones rítmicas y coros dadaístas que enlazan con el pasado. Estos pasan al surf en «Luces de colores potentes», mientras sigue la inquietud rítmica alternada con la paz que tejen las guitarras. La homónima «Explota el Cuerpo» también juega en esta liga de temas de acercamiento al pop, con letras pegadizas y algo de vitalismo post-hardcore y alcanza la mayor de las intensidades con los coros finales, mientras que desde un rincón más melancólico aparece «Ojos de Fuerza». La psicodelia lírica es, además del sonido tropical lo que más les acerca al sentimiento de Coconot, como bien ejemplifica «Cubos de luz y cristal».
La vertiente chillona aguarda en «Pieza» y también hay momentos muy aguerridos como la instrumental «Pokes» con la incisión melódica de unos Superchunk de vacaciones en Hawai. Pero la cuestión es esa, hay un nuevo exotismo, una complejidad melódica que siempre se acaba por imponer. En el apartado rítmico destaca la tropicalidad efervescente de «Fuego, camina» y el atropello punk de «Arde la gente».
Si tanto sorprende el cambio no es porque a Margarita no se le viera potencial de evolución, sino porque parecía una de esas bandas con pasión irrefrenable por el ruido y desde luego no una que se dejara llevar por las modas. En cualquier caso, ¿quién puede permanecer impermeable a su entorno? Desde luego no un verdadero fan de la música. Puede que no sea lo más fácil de asimilar un disco llevado por las olas de lo tropical desde la gris Madrid y su extrarradio, pero al fin y al cabo, el rock es escapismo, ¿no?