De alguna forma este disco de (lo:muêso) parece marcar una nueva época para un sello, Aloud Music al que se encuentran muy ligados. Supone el primer lanzamiento «oficial» en formato digital para descargar desde su web, al margen de venir tras la disolución de Peluze o la consagración de Nothink.
(next:matêria) fue de hecho uno de los discos más interesantes en la aún breve trayectoria del sello. Sus cortes derrochaban buen gusto, riesgo, conocimiento del medio (del indie al post-rock y el post-hardcore) y resultaban como digo, estimulantes, crípticos, interesantes, pero la sensación de dispersión era quizá demasiado grande para prender la mecha en la cabeza del oyente. Una primera escucha de Giant Catarzêe no ofrece la misma sensación, pese a mantener los dichosos títulos raros.
Dicho brevemente la banda suena más compacta y más rock. Mantiene por supuesto la experimentación, el nivel y las filigranas que llevan desde el inquietante sample vocal a la velocidad del sonido en «An ê-Way To Cernical.li». Pronto llega uno de los mejores momentos, «Flaco Favor», que deja ver una de las tendencias del nuevo disco, un acercamiento al post-punk y la progresividad que nos eleva hacia las nubes. Un tema que nos deja pulverizado con su oscura psicodelia casi desde el comienzo del disco.
Relajan la cosa vía post-rock en «Combinado Magyar», que pronto se convierte en un movido tema de escuela indie-rock noventera de los que dibujan sonrisas, aunque tal vez demasiado dilatada en su distorsión. Emparentada está en su amabilidad melódica «Hematíes», pese al siempre presente toque de Sonic Youth o Girls Vs. Boys. El ruido les gusta cosa mala y en este disco lo utilizan a gusto pero no sin un sentido, consiguiendo asfixiar la melodía en «Diasporic Catastrophê».
Hay discos en los que lo mejor se reserva para el final y no sería tan rotundo de afirmar eso de esta ¿gran catarsis?. Lo que sí puedo decir es que los 3 últimos temas contienen probablemente los momentos más pegadizos del disco. En «Genderandsoger», la tensión se concentra en la voz, entre gamberra y solemne, su juego entre post-punk (Joy Division están más presentes en este disco) y post-hardcore. White Noise. Entonces llega la rabia optimista de la citada «Ça Ça Mirlaquerr» y nos sumergimos en el túnel final («Tetracuixer») en que convergen los instrumentos de la banda para tejer una madeja eléctrica hipnótica que es acallada repentinamente para regresar al estado de «stand-by». ¿Hasta un próximo disco? No, tan sólo hasta alguno de sus directos.
