/Reseñas///

Jardín de la Croix – 187 Steps to Cross the Universe

Jardín de la Croix - 187 Steps to Cross the Universe portada
Noma Recs, 2013
Productor: Carlos Santos
Banda: Israel Arias, Ander Carballo, Pablo Rodríguez, Carlos Schonert

Géneros: , , ,

8.2

Si Jardín de La Croix nos dejaron boquiabiertos con su debut «Pomeroy» y nos enfriaron algo los ánimos con su mareante segundo disco, «Ocean Cosmonauts», lo primero que toca decir tras escuchar este «187 Steps to Cross the Universe» es que el cuarteto ha vuelto a la buena senda o por lo menos a la que nos gusta. Estos cuatro jinetes del virtuosismo post-rock, del progresivo matemático, han parido un disco de justa brevedad y con cuatro cortes en los que recuperan algo muy importante para poder valorar su laberíntica propuesta.

Se trata del espacio, tan necesario para apreciar las endiabladas dinámicas de los madrileños. Por el espacio viaja la electricidad, uno de los leitmotivs elegidos para esta más de media hora de riffs sugerentes, fuegos artificiales en forma de baterías y fingertapping a placer. Y la electricidad a su vez es un perfecto símil para describir cómo actúa su música sobre nuestro cerebro, pulsando nervios, conexiones neuronales y demás temas de los que no pienso seguir hablando sin Punset delante.

Es por tanto «187 steps to cross the universe» un disco cerebral, sí, pero no en el sentido al que estamos acostumbrados de usar esa palabra, generalmente con connotaciones como «sesudo» que a menudo esconden la no reconocida vertiente del aburrimiento. Por tanto el análisis detallado resulta vacuo, máxime cuando hablamos de tres temas que superan los 7 minutos y uno de 10. Quienes conozcan el sonido de la banda saben lo que hay, momentos que cruzan la melancolía del post-rock con juegos de guitarra y bajo, una dúctil batería que lo mismo juega con la sutil herencia del jazz que impone marcadas y frenéticas escaladas técnicas, dramáticos cambios de ritmo, sonidos espaciales y algún arranque metálico.

Y es quizá la única pega que podríamos ponerles, la excesiva fidelidad a su propio sonido. Pero nacieron ya con unas ideas tan claras y una personalidad tan marcada que se podría decir que están en su derecho de evolucionar sin grandes aspavientos (alguna sutil orquestación o ese ambiente sintético de «Talking With Planets» son las añadiduras más aparentes). Un disco neurotransmisor que en directo seguro que nos fríe los sesos, como de costumbre.

Contenido relacionado

1 de enero de 2013