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Her Only Presence – The Hurt Process

Her Only Presence - The Hurt Process portada
Promise! Promise!, 2007
Productor: Autoproducido
Banda: Luis Cifre

Géneros: , , ,

7.8

Una sublime intro («Larmes d’une Lettre») a la que el teclear de una máquina de escribir se superponen campanillas pone el marco contextual a The Hurt Process. Esta sensación tan aguda y profunda no puede ser otra que eso a lo que llaman emo. Pero dentro de ello, Her Only Presence se dedican al folk indie, ese género que ha descubierto que el country se puede adaptar a la música alternativa y pasar de ser algo tradicional a tener incluso resquicios de sensibilidad moderna.

Ya con «Isolate» comienza el disco en tono dulce, aunque lento y pesaroso. Her Only Presence no hacen ruido, pero no podemos hablar tampoco de minimalismo, ya que la riqueza instrumental, especialmente percusiva (xilófono, panderetas, tamborines, campanas, crótalos) llenan todos los espacios. Esta, su cara más inocente y dentro de lo que cabe optimista continúa en la deliciosa «Grey», que es casi todo estribillo.

Y aunque de primeras pueda parecer una música ingenua, un par de escuchas bastan para darse cuenta de la riqueza de matices que vive en su sencillez. El reverso oscuro lo enseña por ejemplo en la atmósfera instrumental de «0105» o en la gravedad de «Prologue», de tono más post-rock pero con una increíble riqueza folk utilizada como colchón a su guitarra. Así, en la recta final ambos universos se unen en la melancolía de «Once Upon» o «It All Ends», para cerrar con la sublime y orquestada «Pain».
En la vertiente más animada y pop tenemos «Simple», donde Cifre se acompaña de una voz femenina, igual de cándida (la de Laura de Maple) que la suya. Lo de HOP no es ningún sonido especialmente novedoso. Entre su larga lista de influencias para nada escondidas se encuentran Apleseed Cast, Mineral, Damien Rice, Audience, Karate, Jeremy Enigk o José Gonzalez. Lo que viene a girar sobre todo en torno al emo indie, el post-rock, el slowcore y el alt. country. Pero están sin embargo bien asimiladas por Luis Cifre, artífice de este proyecto altamente personal.

Tan personal es, que ha recurrido a la autoedición, creando el sello «Promise!Promise!» para dar salida a este segundo disco, lo cual hace la propuesta aún más íntima. No es es de extrañar tampoco que para el directo se alíe con gente delos círculos de Maple o Ainara Legardon, sinónimos de la exquisitez musical nacional.

The Hurt Process es, eso si, uno de los discos que corren riesgo hoy en día. Y lo hace porque requiere un tiempo de dedicación y escucha atenta del que ya rara vez disponemos. Llega para no hacer mucho ruido pero, con un poco de suerte dejar algún tipo de poso. Estoy seguro sin embargo que las pretensiones son sencillas y que para Cifre, con que cale en un puñado de corazones, es más que suficiente.

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1 de enero de 2007