Casi todo hijo de vecino en esto de la música, se las dé más o menos de ecléctico, tira para su barrio, donde se siente más seguro. Esto es la regla y de vez en cuando algún grupo la rompe erigiéndose en excepción. Have a Nice Life perfectamente podrían ser una de esas honrosas excepciones con un sonido que bebe del post-punk sin caer en el plagio tan habitual, que es oscuro y denso sin ser doom y que busca el preciosismo sin ser dream-pop. Es por eso que el namedropping a la hora de hacer repaso del disco resulta tan caprichoso y personal.
Porque cuando uno comienza a escuchar el aplastante ruido orquestal con cálidas voces que hace de intro y mucho más en «Guggenheim Wax Museum», poco sospechamos que el disco va a contener momentos tan pop por así decirlo. Hablamos de «Defenstration Song», casi un llevar al extremo el cliché rítmico de Joy Division/Bauhaus y hacer otra cosa. Oscuridad, melodía, riffs obsesivos y un colchón de voces filtradas… el single post-punk del año y quizá una respuesta al «Anxiety Door» que Merchandise nos entregaran la temporada pasada. Y qué decir de «Unholy Life», que comienza casi como un tema del «Hardcore…» de Mogwai y toma de nuevo la senda del hit gracias a una línea de bajo irresistible. Pero con algo más, unas melodías vocales celestiales más propias de Sigur Rós, por ejemplo. Y es que, tras su disco doble, «Deathconciousness», álbum de culto con el cual voy a ahorrar en comparaciones dado que lo he escuchado a posteriori, bien podríamos decir que «The Unnatural World» es su cara más amable y pop. El pop de unos inconformistas.
Claro que no todo en «The Unnatural World» es tan directo, pero cada canción encapsula algo destacable, un maridaje de géneros inesperado o un anclaje de música y voz curioso. Así la reflexiva «Burial Society» está entre el industrial, el rock gótico y el lo-fi, «Cropsey» evoluciona desde sus locuciones y su clima ambiental hacia una grandiosa hipnosis que conjuga lo grave y lo luminoso. Sí, algo de místico hay en el disco, como sugieren título y portada. Por otro lado, esos pianos de fondo que guían toda la maraña de ruido nos hacen pensar en estrellas de la fama de un Trent Reznor y lo poco interesante que sus ejercicios atmosféricos vienen siendo en comparación con lo que estamos escuchando. Igualmente es fácil pensar que «Dan and Tim, Reunited by Fate» sería el tipo de tema que podrían estar haciendo unos Dredg que no hubieran perdido el norte.
Y el repaso de Have a Nice Life al amplio espectro del rock alternativo no cesa. Los místicos drones de «Music Will Unntune the Sky», nos traen ecos de las catarsis que discurren entre Swans y GY!BE, mientras que la final «Emptiness Will Eat the Hitch» recuerda en sus gélidas cacofonías a la versión monástica de algún momento del «Kid A» de Radiohead. Pero si nos concentramos en dejar de lado nombres propios y etiquetas, el de «The Unnatural World» es un sonido destructor y bello, una forma de explotar el lo-fi desde terrenos góticos al que apenas se puede oponer resistencia.