Recapitulemos. Tras 15 años como la banda de punk-rock melódico de referencia mainstream, Green Day renovaron su base de fans con «American Idiot», un alarde compositivo donde los aires clásicos del punk se mezclaban con melodías power-pop y una estética de rebeldía e inconformismo que conectó con las tendencias «emo» de la época. Los años han pasado y Green Day se encuentra en una posición privilegiada con un ticket asegurado para pasar a los anales del rock. No obstante, pese a tomarse un tiempo considerable para componerlos, ni «21st Century Breakdown» ni el ambicioso experimento triple «¡Uno!», «¡Dos!», «¡Tré!» contentaron más que al fan más convencido, generalmente el de nuevo cuño.
Con todo, Green Day nunca dejaron de demostrar olfato para hacer buenas canciones y por eso nunca perdieron nuestro interés por seguir sus pasos. Así llegamos hasta «Revolution Radio» uno de esos discos epílogo que dan una de cal y otra de arena. Un duodécimo disco que es más de lo mismo y cada cual debe decidir si quedarse con el matiz positivo o el negativo.
Más allá de canciones mejores o peores, podemos decir que la verdadera gracia de «Revolution Radio» está en ser un disco ligero, en el que aceptan su rol no demasiado trascendente en la música contemporánea. Y así lo demuestra que lanzaran como adelantos la explosiva «Bang Bang», una suerte de «American Idiot» (la canción) con la fuerza de la época «Insomniac» o la infecciosa y melódica «Revolution Radio».
Lo que sucede con estos nuevos Green Day es que tratan de cubrir su propio espectro de toda la vida y a la vez el espacio de bandas como My Chemical Romance o incluso Simple Plan. Así se explica que el cuarentón Billie Joe Armstrong cante con sensibilidad adolescente apta para FMs en «Still Breathing». E incluso en estos momentos tan radio-friendly hay que reconocer al trío un especial buen hacer en su papel de convencer a unos y otros. Hablo sobre todo de temas en territorio resbaladizo como «Outlaws», la rítmica «Say Goodbye» o la dramática «Troubled Times», que vendrían a ser las equivalentes a «Wake Me Up When September Ends», «Holiday» y «Boulevard of Broken Dreams». Una ración de pop más atemporal que por otro lado se les iba a requerir a estas alturas.
Nosotros optamos por disfrutar de la mayor dosis de velocidad que el disco nos trae, con unos cuántos temas para salir a comerse el mundo: la luminosa en plan Alkaline Trio «Too Dumb to Die»; la rockera «Bouncing off the Wall» con cierto aire a The Hives; la chiclosa y fresca «Youngblood»; y el guiño a su reciente pasado de opera-rock en «Forever Now». Electricidad, estribillos directos, coros… menos es más y con Green Day siempre lo será.
