/Reseñas///

Enablers – The Rightful Pivot

Enablers - The Rightful Pivot portada
Exile on Mainstream / Atypeek Music, 2015
Productor: Desmond Shea, Joe Goldring
Banda: Joe Goldring,Kevin Thomson,Pete Simonelli, Sam Ospovat

Géneros: , , ,

8.6

La objetividad no existe y, además, la única subjetividad que nos suele interesar es la nuestra, por mucho que intentemos ocultarlo. Así que será mejor dejar claro que para el que escribe, Enablers es uno de los grupos más interesantes de la actualidad, de esos que hacen brotar cierto instinto activista, de adalid del buen gusto que intenta favorecer con ayudas pseudoperiodísticas a los sonidos más desfavorecidos, buscando aupar al poder propuestas que bien merecerían brutales regímenes dictatoriales de payola y mercadotecnia en sus manos, en favor de su melodía justa. Así pues, queda el lector alertado de que quien busque imparcialidad y un lenguaje aséptico bien puede ir terminando su lectura.

Ahora bien, ¿tiene esta provocadora introducción algo de fundamento? Asumamos que el nuevo disco de nuestros tres alopécicos favoritos (ahora con recambio a la batería, Sam Ospovat sustituyendo a Doug Scharin) no es un imaginativo experimento de rejuvenecedora efervescencia musical ni la nueva post-canción protesta que todos, y sobre todo Victor Lenore, esperamos. No. No es más que otro disco de Enablers, en el que hacen lo mismo que vienen haciendo desde que fundaron la banda, que viene a ser mezclar noise, math-rock y post-rock del que otrora fue más habitual y solicitado (véase los 90), y que se erige hoy en día como en una de las pocas referencias que destaquen al rededor de unos sonidos que han tomado con el tiempo formas demasiado estereotipadas y concretas, con versiones cada vez menos personales. Realmente su sonido no ha variado tanto como para tener que realizar una revisión de la descripción realizada en la crítica de su anterior trabajo “Blown Realms and Stalled Explosions” que se puede leer en esta misma web.

Sin embargo, del mismo modo que el buen cine no sólo se entiende con tecnicismos de rodaje ni la buena literatura sólo con el amplio uso del diccionario y de las eternas referencias, “The Rightful Pivot” no es un gran disco sólo por su acertada formula. Lo es porque, simple y llanamente, transmite. Suena auténtico, de verdad, y no es sólo su destreza en el postureo poético el que hace de Pete Simonelli un gran y sugerente frontman (quién no sepa de lo que hablo puede buscar cualquier vídeo de sus directos), digno competidor del actual ministro de finanzas griego en cuanto a sex appeal y contundencia carismática, sino que es su capacidad de comunicarse con el oyente el que es realmente excepcional. Su ya habitual mezcla entre la solemne teatralidad del spoken-word y del grito rasgado del outsider americano sigue siendo una formula tan necesaria y eficaz como siempre.

Poniéndonos en materia y hablando estrictamente de canciones, debo mencionar que el cuarteto ha conseguido completar un álbum que raya al mejor nivel de la #MarcaEnablers que, por mucho que sigan con su estilo fácilmente reconocible, ha incorporado nuevos discursos a su ya variado muestrario. Mención especial merece «Look», de sus canciones más largas hasta el momento, con diez minutos del post-rock más “de libro” que han llegado a crear o “Enopolis”, una deliciosa pieza que demuestra como hacer algo totalmente precioso y frágil con el ruido y los ecos como mimbres principales. Más allá de estas dos menciones, el repertorio se conforma con canciones como “She Calls After You”, que tiene el valor de intentar recuperar la dignidad del in crescendo, ese recurso que ha sufrido tanto de haber sido tan cruelmente manoseado por tantos.

“The Rightful Pivot” es, sin duda, un álbum minoritario. Pero no se quiera ver en esa afirmación el regusto arrogante del que se sabe más sabio que el resto y escucha música deconstruida e indigna para el ignorante pueblo llano. Nada más lejos de mi intención. Creo sinceramente que esta música tiene capacidad suficiente para atraer a más gente de lo que hace. O de ahuyentarla, no sé, admito que no las tengo todas conmigo. Lo que sí tengo claro es que son maestros de la sugestión y de jugar con ambientes y las atmósferas en una era en el que la mayoría de ellas vienen preconcebidas de fábrica desde Bangladesh. Y eso bien merece un poco de propaganda.

 

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1 de enero de 2015