Se nos ocurren muchas bandas a las que nos recuerdan Dulce Pájara de Juventud, y de hecho las vamos a ir nombrando por aquí, pero no se equivoquen que lo de este cuarteto catalán es ante todo muy personal. Agarrar la pegada y la faceta más psicodelica de Pixies, los pseudo-punteos de guitarra made in J. Mascis de Dinosaur Jr , la experimentación de The Flaming Lips o la carga épica de contemporáneos como Titus Andronicus o Fang Island (quizás a la banda a la que más recuerdan) es algo digno de mención y de aplauso. Dentro de todo el amalgama se esconde pues una dualidad entre la belleza de una melodía powerpop y una carga épica realmente emotiva. Buenas elecciones para dar pinceladas a tu propia manera de concebir canciones.
El disco abre con «Feel» y «Gigalove», dos temas de cierto aire Pixies, con ritmo trepidante y cargado de frescura. Es sólo el primer paso para ir desde esas melodías power pop de bajos gordos hacía su propuesta más épica y jovial. «Dear Bruno» es el primer aviso, puesto que aparece la primera batalla entre los coros épicos en forma de onomatopeya y unas guitarras robustas, pero «Nacer3» corta la progresión de golpe con una especie de predicador latino dando un sermón endemoniado mientras por detrás los Pixies más psicodélicos se dedican a improvisar.
El bloque más épico se encierra hacia el final, aunque con «The Fear» aún hay tiempo para iniciar un leve giro al folk de los Arcade Fire más directos, aunque a la mitad la cosa se torna en la tónica general de lo que nos queda de disco: coros sencillos y efectivos; guitarras trepidantes; bajos gordos; melodías certeras; y en definitiva ese aire tan cercano a las propuestas mencionadas de Titus Andronicus y Fang Island. Luego «Junior vs Death» trata de juguetear con el pop punk más ruidoso y divertido pero al final regresamos a esa carga épica que luego se respira en «Dulce Pájara», aunque esta vez mezclado más con una melodía pop más reposada. «Ani» es probablemente la canción más rica y variada de todas las aparecidas en este debut, con constantes cambios de ritmo y unos teclados que descolocan a todos los oyentes para luego pegarse a la oreja como la mejor de las drogas. «We’ll Fight Them On The Peaches» es un tema instrumental de corte psicodélico-acústico que sirve para tomar aliento para un final de viaje con «Nebosky». El tema arranca de nuevo muy en la onda de la grandiosidad de Arcade Fire, con los teclados ejerciendo de violines, para luego resumir en cuatro minutos todo lo que hemos venido contando en la reseña y que tanto nos recuerda a Fang Island. Otra de las canciones más acertadas de todo el disco.
La banda por tanto sabe muy bien jugar con sus virtudes, dando un repaso de sus influencias de la manera más fresca posible. Inevitablemente se nota que los miembros de la banda deben ser grandes consumidores de música, pero siempre permanece un aire de sonido propio muy difícil de conseguir. Y si a esa frescura le añadimos que Santi y Víctor García de Ultramarinos Costa Brava han vuelto a conseguir el mejor sonido posible, nos queda una de las sorpresas de este 2012 que acabamos de empezar.