Con la misma decisión con la que Dirty Three tomó el camino (premeditadao o no) de suavizar su sonido hacía terrenos más hipnóticos y suaves, este «Ocean Songs» convenció a todos que lo que estos australianos querían hacer, era verdaderamente mágico.
Y con esa misma decisión también arranca «Sirena» y «The Restless Waves». Calmados, sosegados y con una especie de brisa que nos evade a un viaje por el mar, como nos recuerdan los títulos de las canciones. El violín de Warren Ellis es sin duda el que lleva la batuta de la jugada en esta parte, para que posteriormente sea la guitarra de Mick Turner la que empiece a crear confusión en esa especie de inicio de viaje submarino.
Lo hace en «Distant Shore», en dónde la cosa se relaja y calma hasta límites insospechados. Cuando el violín vuelve a intentar tomar las riendas es demasiado tarde y llega el paso lento y largo de «Backwards Voyager», en el que cambiamos constantemente de registro. Algo así como sí una discusión de violín y guitarra con la batería siguiendo cada paso.
El final, con la algo descompasada «Ends Of The Earth» es algo así como una llegada a casa sanos y salvos. Entre el aire de tristeza postvacacional y las ganas de salir de este viaje tan largo que es «Ocean Songs». Por que, principalmente, eso es lo que consiguieron Dirty Three con este cambio radical de sonido… Hacernos viajar un poquito.