Regresan Diesel Dogs, uno de esos grupos adscritos al rock al margen de modas. Su sonido nos suena eminemente noventero, pero siempre desde una perspectiva rockera, como una mezcla de punk-rock y excitación hard a los primeros Guns N’ Roses o Hellacopters, algo de esa acepción más simple del grunge que hizo a Nirvana universales, pioneros del cambio generacional en la sombra como Replacements e incluso trazas de unos improbablemente serios Nofx. Y tan importante como la música son los textos y referencias contraculturales a modo de citas y referencias a iconos y situaciones del mundo moderno.
El disco se abre con «The Ballad of France Telecom» rock n roll a piñón que se irá matizando con pasajes más atmosféricos en los que cobra protagonismo el bajo cortesía de su nueva incorporacion, Peny. Este viaje por diferentes terrenos del rock continúa con la gran tensión de «Art of War», uno de los temas más rabiosos y oscuros, aunque desemboca en un estribillo algo más ligero, quizá el tema más pegadizo del conjunto. Aclaran un poco la voz para cantarle al novelista «David Foster Wallace» en un tema que empapan su punk melódico de cierto costumbrismo estadounidense.
Si comparamos el sonido de este EP con su anterior largo «The Golden Age» notamos por un lado un mayor acercamiento desde el hard-rock, el sleazy y el glam hacia las tesituras más basadas en el punk-rock americano, incluso asomando dentro de él cierta vena folk y reconfortántemente melódica. Una buena evolución en ese sentido, sólo que en este EP parecen haber escondido su parte más incisiva y primitiva, que no debería ser incompatible con las citadas melodías.
De nuevo con energía se abre «Stay Gold» y es que hay que decir que el Ep está concebido de cara al vinilo y esta abriría la cara B. Para los dos últimos números se guardan un par de colaboraciones que además dan idea de esta refinada capacidad melódica. La primera en «We Are All Miserable Together» es la de Ricardo de Abiega con cuyos Love Division tienen bastante en común tanto en el plano musical como en el lírico. Se trata de un rock catárquico, casi balada rockista, de agradables coros finales. La que sí parece una balada, a camino entre el post-grunge y el folk es la épica y melancólica «When America Became Our Destiny, Life Turned Into Our Modern Great War».
La única pega que ponemos a ese idealismo, a ese rock como arma revolucionaria, es que parece que se hayan fijado más en la estética y en todas esas referencias políticas, intelectuales, filosóficas (efectivamente, muy currado e interesante en ese sentido), etc. que en la propia capacidad de la música para poner las cosas patas arriba. Nos referimos a un conjunto de canciones competentes pero que suenan más a homenaje a algunas de sus bandas favoritas que a verdaderas ganas de romper con lo establecido, con más ganas de narrar una revolución frustrada que de proponer una nueva. Y eso no podemos evitar que nos suene a oportunidad en parte desaprovechada.