Nuevamente, cuatro años separan el nuevo trabajo del trío más famoso de Basildon de su inmediato predecesor, el notable Playing the Angel. Cuatro años en los que hemos visto aparecer el segundo álbum en solitario de Dave, el interesante Hourglass, la reedición de todos sus álbumes (hasta Exciter) en formato deluxe, la edición de un DVD en directo y un innecesario recopilatorio de singles, el abandono de Warner para fichar por EMI, e incluso la nominación a un Grammy. Todos hechos habituales en la carrera de cualquier institución del pop que se precie, pero que desgraciadamente sólo nos dejaron en conjunto un tema nuevo: la mediocre Martyr aparecida en el mencionado Best of.
Es por ello que la expectación de los fans ante la grabación y publicación de nueva música era comprensiblemente bastante alta, cosa que podía comprobarse al leer los múltiples comentarios de los usuarios en Youtube al filtrarse los avances de un par de temas del álbum, los singles Wrong y Peace. Finalmente, se lanzó el álbum (y antes se filtró) y ya podemos analizar las cualidades y defectos de uno de los álbumes más esperados de la temporada en todo el mundo.
Para empezar, decir que la banda no ha fallado y sigue sin parir disco malo tras doce álbumes de estudio y casi treinta años de trayectoria. Esto ya de por sí es un logro en un grupo de tales características; pero también puede achacárseles que ya llevan una década tomándose demasiado tiempo para componer discos que no logran alcanzar no ya el nivel de Violator o Black Celebration (cosa imposible a estas alturas, para qué engañarnos), sino el de Ultra, su disco más controvertido, y mucho mejor de lo que se dijo en su momento.
Decisión que no es desacertada por otra parte, ya que acordes a estos cánones se encuentran la mayor parte de los mejores temas del disco: la obsesiva Wrong, el quizá un poco frío primer single que crece en matices con las escuchas; In Sympathy, que no hubiera desencajado en Music for the Masses; la siniestra Peace que seguro se convierte en un hit dentro de las escenas darkwave e industrial; la preciosa Perfect; o incluso un sorprendente tema compuesto por Gahan, Come Back.
Lástima que, en contrapartida, nos encontremos un puñado de desafortunados temas que hacen perder puntos a un disco que podría haber llegado algo más alto. Sólo diré al respecto que el LP podría haber terminado en la canción número 10 (la antes mencionada Perfect) y mi sonrisa sería algo más amplia. Aunque quizá el triunfo de los Depeche Mode del siglo XXI sea seguir manteniendo dicha sonrisa, no agrandarla mediante sorpresas y esfuerzo.