José Guerrero está ‘on fire’. Y debe tener a la gente de Bcore estresada. No contento con desquiciarnos al frente de Betunizer, ni de psicodelizarnos con Jupiter Lion (sin olvidar proyectos fuera del sello como La Orquesta del Caballo Ganador y Rastrejo), se embarca en Cuello, una nueva aventura en la que explota abiertamente las melodías al más puro estilo noventero. O sea, entre toneladas de distorsión guitarrera. Así es «Mi Brazo que te Sobre», once cortes dulces llenos de jolgorio electrico y poesía ininteligible que como nos pasa con Betunizer nos regalará un buen puñado de absurdeces que cantar con el puño al aire y nosotros tan contentos.
La mezcla resulta bastante personal pero si nos da por pensar influencias recurriremos desde a Pixies o Dinosaur Jr. hasta Nueva Vulcano. También nos podríamos acordar de Superchunk, aunque sólo sea por la a menudo estridente voz de Guerrero. Que nadie piense encontrar aquí gran cosa de Derrota o Zanussi, con quienes la banda comparte algún miembro. Algo menos alejados se encontrarían Tucán, uno de cuyos miembros también está implicado, pero como decimos el guión es eminentemente noventero a base de melodías, capas, capas y capas de guitarra.
El reposado y rítmico «Estudiándote» tiene impacto y sobre todo épica con irresistibles quiebres vocales y repeticiones obsesivas de cosas sin aparente sentido. Pero se queda corto ante el derroche de feliz de electricidad que propone el cuarteto desde el comienzo de «Trazo Fino» pasando por «Mosquetero Débil Cisne» o la abiertamente pop-punk «La Ecografía de tu morbo». Temas que, al igual que «Te Veo Sin Valorarte», una de las que mejor aprovecha la personalidad vocal de Guerrero, se encuentran entre lo más instantaneo y divertido del disco.
Pero hay lugar para los tempos más lentos y los riffs más profundos. Temas que se recrean aún más en los ambientes como «Tu Bilis Confiesa», que juegan con esa suerte de equivalente al blues dentro del indie-rock como en «Visado de Reina», con esas guitarras tan a lo J. Mascis, la feriante «La Terraza del Amor» o la escurridiza estructura de post-hardcore de «Fácil Pensé», en las antípodas de las formas compositivas de alguno de los temas de pop acelerado que comentábamos al principio.
Unas y otras conforman un debut sorprendentemente sólido y una zambullida de lleno en las melodías para una formación con más galones en el punk. Un derroche a partes iguales de buen rollo y cierta nostalgia postadolescente, elixir sonoro de la felicidad ruidosa y psicodélica.