Boards of Canada han vuelto. Se han tomado su tiempo, y Michael Sandison y Marcus Eoin no son de las parejas que hacen cosas por hacer. Han superado la quincena de trayectoria en la electrónica ambiental con un sonido rabiosa pero humildemente propio en el que caben desde las exploraciones progresivas del krautrock hasta las cadencias y recursos atmosféricos del hip-hop, para crear algo nuevo. Algo que sin embargo sonaba tan retro ya en los 90 como futurista en 2013. La mejor definición de la atemporalidad.
«Tomorrow’s Harvest» son 17 cortes de mágica IDM a la que le sobra la D, de banda sonora a un complejo filme de ciencia ficción que nunca se rodará. Una hora de sonidos tan estimulantes y coloristas como evocadores de un paisaje solitario y dramático. Quizá por eso fue tan apropiada la sobria presentación de algunos de sus temas que hicieron en medio del desierto de Mojave, acorde con el misterio que todos sus movimientos emanan.
Como, pese a lo inutil de extraer momentos de gancho en un disco de esta clase, debemos hacer el esfuerzo, ahí van algunos de los temas que podrían mantenerse por sí solos incluso al margen de la complejo devenir ambiental del dúo. Obviamente una es el single, «Reach for the Dead», con esas redes de teclados que llevan hacia la épica post-rock. Otras que, de una u otra forma rasgarán el lienzo serán la obsesión onírica de «Jaquard Causeway» a golpe de ritmo, la agradable envoltura de «Cold Earth» y sus robóticos samplers, que remite a cuando muchos tuvimos el primer contacto con «Music Has The Right to Children», la pegada trip-hop de la hermosa y colorista «Nothing Is Real» o el excitante crescendo de «New Seeds».
Cuánto se puede conseguir con la repetición de un loop adecuadamente ornamentado o de una evolución de sintetizadores en su justo punto, es la mejor lección que los escoceses continúan ofreciendo al mundo de la electrónica. Y así, conseguir ambientes especiales, sugerentes y emocionantes en base a mantenerse fieles a una visión. «Tomorrow’s Harvest» es 2001, es Blade Runner, son sintetizadores analógicos, es Polaroids y VHS quemados, es carrera espacial, es nostalgia y sin embargo es avance. Es en definitiva, una parte del pasado que siempre será futuro.